¿No les parece una virguería de título? Me llamó la atención cuando se alzó con el Premio Jaén de Narrativa Juvenil de este año y mucho más cuando, al abrirse la plica para conocer el nombre del autor galardonado, resultó que estaba escrito a cuatro manos.
Begoña Oro y Alberto J. Schuhmacher. No me sonaban de nada. Empezamos a buscar en internet información para la nota de prensa y la sorpresa fue mayúscula: Begoña ha dedicado su vida a “hacer lectores”, como ella misma señala. Es editora, traductora, experta en fomento de la lectura, escritora y, ahora, autora premiada.
¿Y Alberto? Alberto es un científico que dirige el grupo de Oncología Molecular del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón. Trabaja buscando nuevos métodos de diagnóstico y tratamientos contra los tumores más letales y soluciones para enfermedades raras conocidas como rasopatías. Una vida azarosa, la suya: en 2003 se vio obligado a marcharse de España ante la falta de oportunidades. Trabajó en Ginebra y en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York hasta 2013, cuando volvió a España, fichado por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) con sede en Madrid.
¿Cómo coinciden Begoña y Alberto y cómo se deciden a escribir un libro juntos? Ardía de curiosidad, lo confieso. Y en cuanto les tuve a tiro el pasado viernes, en el acto de entrega de los Premios Literarios Jaén de CajaGranada y Bankia, fui a degüello.
Como tenía que hacerles una entrevista, fue una de las primeras preguntas. En la respuesta, otra sorpresa: era Alberto quien quería escribir una novela para jóvenes con el cáncer como protagonista. Para desdramatizar. No en plan Mr. Wonderful o Coelho, sino desde su experiencia como médico e investigador oncológico. Porque el cáncer, hoy, en cada vez más casos, se cura. La identificación entre cáncer y muerte es algo del siglo pasado. Y nada mejor que una novela escrita a cuatro manos con una experta autora de narrativa juvenil para contárselo a la juventud y animarla, también, a adquirir determinados hábitos saludables, de forma sencilla, a modo de prevención.
Pero la gran sorpresa, la traca final, fue averiguar que Begoña y Alberto han donado los 10.000 euros del premio a la Asociación Española contra el Cáncer. De forma discreta, sin ruido ni alharacas. ¿Se puede ser más, más, MÁS…?
Jesús Lens