Qué alegría ayer por la mañana, cuando entré en la web de IDEAL y, para variar, me llevé una agradable sorpresa. No sé ustedes, pero cada vez que me asomo a la actualidad informativa, contengo el aliento, como si cada día fuera un nuevo capítulo de una serie distópica en la que sus guionistas siempre encuentran una nueva amenaza con la que acongojar al espectador.
De ahí que la noticia del posible nombramiento de Fernando Egea como delegado de Cultura de la Junta de Andalucía en Granada me hiciera saltar de júbilo y gozo.
Conocí a Fernando mucho antes de su paso por la política municipal. Siempre me pareció un tipo sensato, conciliador, tranquilo y, lo más importante, con la cabeza muy bien amueblada. Un profesional con una sólida carrera a sus espaldas que, por tanto, no necesita de nombramiento político alguno para (sobre)vivir. Fíjense si es discreto que, autor de una extraordinaria novela juvenil con los linces como protagonistas, nunca se ha animado a publicarla. Y debería, como le digo siempre que nos encontramos.
Me alegro mucho de que la Junta de Andalucía haya decidido nombrar nuevos delegados y desdoblar competencias. Que Cultura y Fomento estuvieran bajo el mismo paraguas no era sino un despropósito producto de una medida tan absurda como populista: reducir artificialmente el número de delegados para dar la impresión de haber adelgazado el gobierno autonómico. Los resultados, a la vista están.
La fusión de Fomento y Cultura la vendían con la cantinela de las sinergias: como en Fomento hay mucha pasta y músculo financiero, Cultura se podría beneficiar vía patrocinios y/o mecenazgo. En teoría, la música sonaba bien. En la práctica, nunca ha tenido la delegación de Cultura de la Junta tan poco peso en Granada.
Antonio Granados, por lo demás un tipo estupendo, ha pasado sin pena ni gloria por uno de los puestos de gobierno con más visibilidad. A la chita callando, la Junta ha desaparecido de infinidad de propuestas culturales de la provincia. Centralizada la gestión en Sevilla, su política cultural se ha circunscrito a la Alhambra, la OCG, el Festival de Música y Danza… y a dar largas cambiadas a la mayoría de propuestas que se le presentaban.
Ojalá se confirme el nombramiento de Fernando Egea. Sería una inmejorable noticia… siempre que le den un mínimo margen de maniobra. Si no, tanto dará él que cualquier otra persona.
Jesús Lens