Dedicado a las Niñas de Hoy.
Con respeto y admiración.
– ¿Ése es?
– Ya te digo.
– Y dices que, hasta hace casi nada, escribía en los periódicos y salía en las televisiones, ¿no? De contertulio de esos.
– Efectivamente.
– Joder. ¿Y cómo ha acabado aquí?
– Pues por bocazas. Y por gilipollas. Por no saber tener la boca cerrada.
– Hombre, si todos los bocazas del mundo acabaran aquí, no íbamos a dar abasto.
– Ya, pero éste es muy especial. Resulta que un día salió en la tele hablando de follar jovencitas, de lo buenas que están, de cómo le gustaba sobar sus carnes prietas y cosas así. De sus coños rasurados y su olor virginal…
– Un salido, vamos.
– Sí. Un salido de dos pares de cojones. Y en la tele. No en directo, claro, pero el discursito quedó grabado y alguien lo subió a Internet. Y se armó la de Dios es Cristo.
– Le echarían, ¿no? Al cerdo, digo. Que le echarían a la puta calle.
– ¡Ca! ¿Tú sabes cómo se manejan esos de las teles? Son peor que la mafia, apoyándose y protegiéndose unos a otros. El tío siguió de tertuliano y de articulista. Y sacando pecho, el hijo de puta.
– ¿Entonces? Sigo sin entender qué pinta aquí.
– Pues todo empezó cuando su mujer se divorció de él. Normal. Después de que todo Cristo le viera hablar en la tele como un pervertido y viejo verde, imagínate a la pobre mujer, comprando el pan o en la carnicería, y todos pensando por lo bajini que olía a urea.
– ¿Urea?
– A meo. A pis. A vieja, vamos. El caso es que el divorcio, al menda, no le sentó muy bien y empezó a beberse la noche. Hasta que tuvo un mal encuentro.
– ¿Alguien que le reconoció y le partió la cara?
– Peor. Se topo con uno de esos coñitos rasurados que tanto le gustaban. La tía se fue con él y, esa misma noche, le denunció por violación.
– Joder. ¿De verdad la violó?
– Él dice que no. Que la ella se lo inventó todo. Pero el abogado de la tía, en el juicio, propuso como prueba el famoso vídeo del menda hablando de follarse a los yogurines tiernitos. Y claro, entre su cara de cerdo salido y la carita llorosa de la niña de diecisiete años, ¿a quién crees que creyeron?
– Ya me imagino. Pues lo que le espera al pobre incauto aquí… aunque con ese careto, lo mismo le dejan en paz.
– ¿Desde cuándo se ha dejado en paz a un violador de menores en una cárcel?
– Eso también es verdad.
– Pues eso. Por cierto, ¿cómo vamos a ver el Barça-Madrid, el lunes?
Comentarios
21 respuestas a «UN CERDO CAE»
¡¡¡¡Soberbio!!!!
Estoy con Kaperusita, SOBERBIO. Muy bien Jesús
Muy bueno, apropiado…
lo reenvio !!! Muy bueno Jesús , se agradece .
Por desgracias de la boca de » un intelectual » casi todo esta permitido …. menudo cabrón .
Im-presionante!!
Olé, olé y olé!!!
Firmado: Ndh
Tiempo ha que no te comento, lo cual no quiere decir que no lea. Tu imaginación y arte para escribir es inconmensurable. Lástima que las leyes, que se supone que protegen al menor, a la hora de la verdad no son implacables con verdaderos delincuentes.
¡¡uahhh!! coxonudo. … ¡si fuera verdad!
[…] Un cerdo cae (Cuento) http://www.granadablogs.com/pateandoelmundo/2010/11/un-cerdo-cae/ por juanlarzabal hace 2 segundos […]
[…] Ideal.es « UN CERDO CAE […]
Como dice nuestro querido Paco Ignacio Taibo II, a donde no llega la justicia humana ni la divina, puede llegar la justicia literaria.
Me alegro de que os haya gustado. Sobre todo porque siendo políticamente incorrecto, pensé que lo mismo levantaba ampollas.
Hay que escribir más cuentos ajustacuentas pendientes.
Pues sí, querido, ya hablamos ayer de ello. Se me ocurren múltiples maneras de seguir tu hilo «vengativo» y disfrutar imaginando maldades literarias contra semejante cerdo baboso. Y es que, como hablar es gratis (pero si lo haces soltando barbaridades en los medios de comunicación actuales te largan una pasta) pues últimamente todo capullo con ínfulas de intelectual se envalentona a lanzar en bruto lo que su mente zafia elabora.
Otro buen castigo sería que la confraternización entre las mujeres nos obligara a no acostarnos jamás con un tipejo tan baboso, fofo y papudo como éste (al que las iniciales de su apellido le vienen como anillo al dedo, por cierto). Me alegraría de que las repugnantes bolitas que le cuelgan entre las piernas (y que según su teoría de la edad deben oler a guano marinado), se le inflamasen tanto que tuviera que buscar sexo de pago en los confines del mundo (en algún lugar en el que no hubiera televisión) para poder encontrar una mujer que no reconociese su careto de sopas y que estuviera dispuesta a obviar que es un callo y le brindarse sexo mercenario. Desearía que entonces ella le bajase la bragueta, sacase su triste miembro al exterior, lo mirase con desagrado y espetase:
_Le devuelvo su dinero, señor. Yo no me meto en la boca algo tan repugnante.
Jajajajajaja. ¡Nerea! Sólo a una mujer se lo podría ocurrir una maldad de tamaño calibre!!!!!
Jajajajajaja.
¡Vivan las venganzas literarias!
Es un cerdo, pero lo estás acosando demasiado. Yo no lo metía en la cárcel, ni le levantaba una falsa acusación… yo lo olvidaba: lo convertía en un «cerdo» a la izquierda. Un abrazo.
Magnifico eso de la venganza literaria, convirtamoslo en un genero! es el derecho al pataleo redivivo.
Secundo a Mariano!!!
¡¡Muy bien Nerea!!
Genial.
Me ha encantado.
Sublime venganza literaria combinada Lens-Nerea!
(lástima que sólo se quede en un juego literario; el día en que alguna fuerza natural haga que quien se exceda de ciertos topes se vea menguado en la misma medida, otro gallo cantaría)
Sí, sí, sí. De vez en cuando nos vamos a tomar este tipo de venganzas.
[…] unas semanas nos vengábamos, literariamente, de este payaso. Hoy, tras mostrar esta perplejidad, ajustamos letras con los tipos más odiados del […]