Amigos de la gestión cultural más callejera y arrabalera de Granada: ¿cuántos festivales seríais capaces de montar con la décima parte de los 200.000 euros que costó en su momento el coche del anterior alcalde de Granada, José Torres Hurtado?
Pues que sepáis que el PPTorres Road Force One se acaba de saldar en la muy desdeñable cantidad de… 3.500 euros. ¡Menuda metáfora monetaria, además de cuántica!
Resulta difícil entender que, en la época en que éramos ricos, el Ayuntamiento de esta ciudad se gastara 100.000 euros en comprar un coche para uso y disfrute de alcalde y otros 100.000 pavos en blindarlo. Y aquí paz y después gloria. ¿Se imaginan hoy?
El peor engaño del PP de aquellos entonces, el más lesivo, fue convencernos de que eran buenos gestores. Nos decían que, al margen de ideologías, eran unos ases de las finanzas. Y nos los creíamos. ¡Menudos pardillos! De aquellos polvos, los lodos en los que chapotean Baldomero Oliver y el resto de responsables de los dineros municipales. El cieno en el que intentamos sobrevivir los granadinos, boqueando para no ahogarnos.
¿De verdad costó 200.000 euros el coche del alcalde? Lo leo y no me lo creo. Hago el célebre cálculo viejuno y me salen más de 33 millones de las vetustas pesetas. ¡Joder!
Qué querencia, la de los poderosos, por subirse a coches de gran cilindrada en cuanto ocupan puestos de responsabilidad. Estoy seguro de que Freud tendría mucho que decir sobre la adicción a las cabalgadas que muestran los representantes de las instituciones, en cuanto ocupan un alto cargo. ¡Más potencia! ¡Más revoluciones! Pero revoluciones en los motores, vayamos a confundir los términos…
La crisis no ha tenido prácticamente nada de bueno. Que estemos más pendientes de determinados despilfarros es uno de los aspectos positivos. Llámenme cansino, pero ¿han calibrado ustedes el impacto de lo que supone gastarse 200.000 en un coche para que el alcalde se paseara por Granada?
Vale. Es verdad que por entonces no teníamos LAC. Pero aun así. ¿En qué narcotizado sueño vivíamos en esta ciudad como para consentir que José Torres Hurtado se moviera en un coche que masajeaba la espalda de sus ocupantes, entre otras pijadas?
La frase “pobre, pero honrado” siempre me ha provocado resquemor. A la vista de la gestión municipal del antiguo PP, me infunde mucho respeto.
Jesús Lens