A mí, con esto de viajar, me pasa como con los marranos: que me gustan hasta los andares. Por ejemplo, fíjense en esta imagen, captada por Natalia, una de nuestras compañeras de viaje, en Noruega:
Ese día, ni los comensales de los mejores restaurantes galácticos de la Guía Michelín, cargados de estrellas, comieron mejor que nosotros. Comerían más sabroso, más rico y más exquisito. Sin duda.
Pero mejor, lo que es mejor… mejor no comieron.
¡Salud!
En Twitter: @Jesus_Lens