Tratan de desmarcarse del ignominioso mensaje colgado en Facebook denigrando a la reina de las fiestas de Otura, pero a Vox, cada vez que sale el tema de la xenofobia, le revientan las costuras. Y con la cuestión de la violencia contra la mujer, también. Lo hemos visto esta semana en Madrid, con Almeida enfrentándose a Ortega Smith. Que manda huevos, como dijera aquel otro popular.
El pasado viernes por la noche, unas mil personas salimos a la calle a reivindicar que la noche también es para ellas. Que tienen derecho a salir y emborracharse, como cualquier hijo de vecino, sin tener que sentirse amenazadas. Pasar por Pedro Antonio se convirtió, pues, en una declaración de intenciones.
Personalmente me hubiera gustado que fuéramos varios miles de personas en las calles, pero son pasos que hay que ir dando. De denuncia, compromiso y concienciación.
Cuando, irritados como estamos, amenazamos con no ir a votar en las próximas elecciones, es necesario recordar las posturas de determinados partidos y sus representantes con según qué temas. La xenofobia y el machismo, sin ir más lejos. Sí. Estamos cabreados, molestos e indignados por todo lo acontecido y, sobre todo, por lo no acontecido tras la victoria del PSOE en la cita del pasado 28 de abril. ¿Solucionará algo no ir a votar, sin embargo? A las personas progresistas, me refiero, que son las que mayoritariamente sostienen que prefieren irse a pasar el día en el campo antes que volver a las urnas. Porque a la gente de las derechas, más o menos extremas, más o menos centradas; no la veo yo con tantos remilgos.
Cuando me asalten dudas sobre qué hacer en la próxima cita electoral, me acordaré de la joven de Otura, vilipendiada por alguien de Vox por su origen marroquí. Me acordaré de Ortega Smith y su 1% aplicado como excusa para no condenar la violencia contra la mujer, el mismo día en que una joven era violada en el centro de Granada, a las siete de la mañana, en la puerta de la pensión en que se alojaba.
Jesús Lens