Hoy va a ser un día tenso para mí. ¿Por qué no habré votado por correo? Tengo que volver de Cuenca y llegar a tiempo de pasar por las urnas, sí o también. El tren sale tarde y tengo que hacer un par de transbordos, que ya saben ustedes lo maravillosamente conectada que está Granada. ¿Por qué demonios no dejé resuelta la papeleta antes, para viajar tranquilo? Y es que, insisto, no concibo no ir a votar.
Mi intención es votar en positivo, tratando de aplicar la lógica y el sentido común, mirando hacia delante, al futuro, y no hacia un pasado felizmente dejado atrás. Hay gente, sin embargo, que va a votar como el que entra a matar, enarbolando la papeleta como si fuera un estoque y la urna, un morlaco al que derribar.
Estos días he estado haciendo un serio y concienzudo trabajo de campo con el fin último de colaborar al destierro de una frase hecha, tópica e injusta que se ha popularizado durante la campaña: la conversación tabernaria.
Los políticos en campaña han estado duros, insultantes y faltones. Tensos, nerviosos y hasta fuera de sí. Y a esa forma de hablarse los unos a los otros, los analistas la han tildado de tabernaria.
Estos días, ya les digo, he estado haciendo trabajo de campo, transitando por bodegas, bares y tabernas tanto de Granada como de Cuenca. ¿Y saben que les digo? Que no. Que en cafeterías, tascas, ronerías y demás garitos, se respira un ambiente mucho más normalizado, tranquilo y sereno que el demostrado por nuestros candidatos en campaña y por sus huestes en las redes sociales.
Sinceramente, no percibo en las calles el ambiente frentista alentado por la irresponsabilidad de ciertos políticos, jaleados por sus voceros y hooligans enardecidos. Y me alegro de que así sea. Ojalá, por tanto, que hoy votemos masivamente y lo hagamos por los candidatos y los programas que más nos convencen, en vez de votar contra nada ni contra nadie. O con el fin de provocar caos, confusión e inestabilidad.
Votemos de forma constructiva, sabiendo que, a partir de mañana, toca negociar, transaccionar, ceder y consensuar. Y no se puede hacer desde el odio y el resentimiento.
Jesús Lens