Tras el interminable cúmulo de multazos y cierres de locales para erradicar el jazz en directo de todas las ciudades españolas, y ante la noticia de la condena de más de dos años y medio de cárcel para el presidente de la asociación musical granadina El Secadero, he de confesar públicamente haber escuchado jazz en el Secadero. Mea culpa, mea grandissima culpa…
Así comienza Antonio el artículo que sigue AQUÍ.
Hay cosas en él con las que comulgo. Otras, con las que no. Pero cascarle a una persona más de dos años y medio de cárcel por programar jazz en directo en El Secadero me parece un despropósito.
¡Yo también he ido al Secadero! ¡Yo también soy culpable!
Jesús Lens
Comentarios
6 respuestas a «Yo también fui al Secadero…»
coxones Jesus !!! que en algun lugar en que he vivido, el «secaero» es el patio de los callaos.
No sólo confieso sino me acuso: de haber estado por esos lares, yo también habría ido al Secadero a oír jazz. Estoy segura!
Silviña: galaica ciudadana del mundo
Hubo una época en la que iba al Secadero a escuchar Jazz y fue estupenda, pero, ¿hasta cuándo van a dejar en paz a todo el que intenta poner una pica en Flandes?
Manuel
Me extraña la auto inculpación en un delito, Jesús, de vosotros/aquellos que vais de progres por la vida. ¿Y los demás no tienen derecho al descanso? Leerse por favor la sentencia. Han estado desde 1994 choteándose de la justicia y NO POR EL JAZZ, SINO POR EL RUIDO, que ese debería ser el título del artículo: «El juez, y por la no insonorización del local y la falta de autorización, cierra…etc. etc. etc.»
No matéis el mensajero: Y viva el jazz.
¡Ah! y las picas, las hinques en la tierra por la contera o por las cuchillas para que se queden enhiestas, siempre requiere un acto de gran violencia. ¿Has probado alguna vez? Lo que pasa es que la tierra como el papel, lo aguanta todo.
Es mi humilde opinión.
Un local en las afueras que no molestaba a nadie, cuando este hombre abrió no había ruido porque no había nadie a quien molestar, con el tiempo llegó el ladrillo y el asfalto, con el los vecinos, los mismos quizás que no se hubieran comprado una vivienda cerca del aeropuerto. Está claro que el jazz no vende lo mismo que los promotores que acorralaron su local con adosados.
Bien dicho Juan H. Es como los que compraban pisos a precio de saldo en Pedro Antonio y luego protestaban por el ruido.
Además: ¿cerca de tres años de cárcel? ¿Nos hemos vuelto locos?
Sí. Confieso, me acuso y me autoinculpo. Porque yo estuve allí y pq me parece una aberración.