Se ha pirado el personal a Fritur –Barbeito dixit- y nos han dejado aquí, desolados, sin poder llevarnos a la boca ni un titular ni una albóndiga de balde. Y nos fastidia sobre todo lo segundo. Algunos años fui a Madrid atraído por la leyenda urbana de Follitur, aquella feria del despiporre y las vanidades donde era difícil calcular si había más gente por metro cuadrado que quisquillas. Y a pesar de que puse empeño, no formo parte de la leyenda.
Repasando los acontecimientos de las últimas horas he llegado a la conclusión de que no hace falta acudir a Follitur para decir folletás.
Leo las declaraciones de nuestros políticos y busco dónde me han colocado la cámara oculta.
Resulta que el PSOE denuncia ahora la paralización de tramos de la A-7. Y que la diputada Concha de Santa Ana, la misma que pedía explicaciones cada mes que detectaba un bache en la A-44, no se percata de que durante tres días ha estado cortado kilómetro y medio a la altura de Rules sin que nadie nos haya explicado muy bien por qué.
Cómo han cambiado los tiempos, Venancio.
Pero mi preferida es la penúltima boutade de Isabel Nieto, que insinúa -supongo que metafóricamente hablando- que los alcaldes socialistas malvesaron porque le regalaron la Alhambra a la Junta.
No quiero ni imaginar qué pensará de Felipe V por darle Gibraltar a los ingleses.
A Isabel no le importa decir estas cosas porque tampoco le importa lo que piensen o escriban de ella.
Menos mal que tampoco le da ninguna importancia a lo de ser la sucesora.
Digo yo.
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