Un año después de las elecciones, el alcalde ha hecho una reestructuración de gobierno para que las formas se parezcan a lo que funcionaba en el fondo. Torres Hurtado ha aprovechado la marcha de Marifrán Carazo a Sevilla, que -por decirlo de alguna manera- me apena más a mí que a cualquiera de los dos.
De paso, ha promocionado en el organigrama a su equipo de estrecha confianza, que no pasa por más de cuatro personas.
En este grupo figura Curro Ledesma, convertido ahora en portavoz adjunto y cuando pase otro año no sabemos en qué.
Torres Hurtado valora su forma de armar los números sin montar numeritos -que se sepa-, y en poco tiempo se ha colocado por delante de otros experimentos que perdieron la fuerza sin llegar a explotar, por eso en el gobierno municipal hay ya más tenientes de alcalde que semanas en agosto para quedarse de alcalde en funciones.
Torres Hurtado informó personalmente a Sebastián Pérez de los movimientos hace una semana. La decisión es del alcalde, pero el presidente provincial la comparte.
Aunque Curro no es de los que se ha recorrido la provincia en la furgoneta, Sebastián sabe que puede ser un buen copiloto para el próximo aterrizaje.
(Quizás también un toque de atención a algún otro que aún no sepa ni cómo ni por quién decantarse).
Desde el día en el que Telesfora consiguió cabrear a todo el mundo por algo en lo que casi todo el mundo estaba de acuerdo -me refiero a la peotanalización de Los Tristes-, Curro Ledesma se convirtió en el descubrimiento más rentable de la lista del PP.
Ha acumulado tanto poder en tan poco tiempo, que se permite algún gesto de divo, como dejar plantados a una decena de periodistas el 26 de marzo -horas después de las elecciones- y atribuirlo todo a un error de agenda del gabinete de prensa.
Aunque pronto tal vez comprenda que este negocio es un duelo de chulos y los plumillas necesitamos alguien contra quien escribir para tener razón de ser. Y también nosotros entendamos que ni Curro es un recién llegado que hace cuentas ni nosotros vamos de vuelta.
Y entonces nos llevemos mucho mejor.
Cuando ni los periodistas nos dediquemos a interpretar sus números ni los políticos a interpretar nuestros periódicos.
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