Aunque ha pasado desapercibido -quizás porque se diera por hecho-, Chema Rueda ha confirmado en los últimos días que se presentará a la reelección como líder del PSOE de la capital. No deja de ser llamativo que antes de resolver el congreso regional y provincial ya se estén midiendo las fuerzas para controlar una agrupación -la de Granada- que, como mínimo, está partida en dos mitades -de las que una es un poco más grande que la suma de la otra-. Una pugna que, por lejano que parezca, no persigue otra cosa que manejar la lista de 2015 y evitar que Paco Cuenca repita como candidato a la alcaldía.
En definitiva, que antes de que el PP les ponga la puntilla los socialistas ya se encargan ellos de matarse por el camino.
No voy a caer en la tentación de afirmar que la tercera lista estuvo diseñada por la ejecutiva provincial, porque entre sus integrantes hay militantes capaces de actuar por sí mismos. Pero también hay alguna pista que me lleva a pensar que esta tercera vía no resultaba especialmente incómoda en Torre de la Pólvora, donde no hay que olvidar que una de las personas con más influencia en estos momentos fue quien pretendió disputar unas primarias a Paco Cuenca.
Quizás alguno pensara que con la división quedaría mermado el crédito de Chema Rueda. Pero el resultado ha sido aparentemente contrario a los intereses de Teresa Jiménez.
De no haber existido esta tercera lista, la candidatura de Chema habría obtenido dos delegados más para el congreso provincial, en teoría favorables a Teresa. Y Luis Salvador no hubiese llegado a los 10 integrantes, lo que le convierte en la segunda representación más numerosa que acude al cónclave, por delante de las agrupaciones de Baza o Maracena, por ejemplo.
Alguien se ha pegado un tiro en un pie y no ha sido Froilán.
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