Hace dos meses que estalló una crisis que hace ingobernable la Cámara de Comercio y lo único que se ha comprobado en este tiempo es para qué sirve la Cámara de Comercio.
Es lo que ocurre cuando las elecciones de Venezuela se parecen a un enredo de cámara y el gobierno de la Cámara a un culebrón venezolano.
Hoy a las cinco de la tarde vuelve a reunirse el pleno. En el orden del día solo hay una referencia implícita a la inestable situación. El tesorero presentará un informe sobre la factura de los routers que la Cámara contrató con una empresa del presidente, Javier Jiménez. Nada más.
La lucha por el poder se libra fuera. El presidente de la Confederación Granadina de Empresarios (CGE), Gerardo Cuerva, fue quien salvó a su colega -utilizado el término como sinónimo de homólogo-. Y ahora podría ser él quien quede debilitado si no mueve ficha.
Lo que voy a decir no me lo han contado en diferido -como el despido de Bárcenas-, lo he vivido en directo.
Un sector empresarial apalabró con Gerardo Cuerva la salvación de Javier Jiménez en un primer momento si después forzaba su marcha para controlar la Cámara desde la Confederación. Quien sabe si a través del propio Gerardo. La segunda víctima también estaría dentro de la Cámara. Ahora le recriminan a Gerardo que no tenga el arrojo suficiente para activar la operación y amenazan con dejarle aislado.
Y hay veces en las que resulta imprescindible, incluso, estar mal acompañado.