Por si acaso Pepe Griñán y los suyos os hubieran convencido de lo contrario, tengo que deciros desde mi condición de ex analista político que no es normal convocar unas primarias un año después de unas elecciones andaluzas y de un congreso interno dentro del PSOE.
Al margen de las cuestiones personales -que las hay- el único argumento que esgrime Griñán es el relevo generacional. El presidente andaluz tendrá 70 años cuando acabe la legislatura -si es que la agota-, pero esto no deja de ser una consecuencia directa de haberse presentado a unas elecciones con 66.
Es verdad que estratégicamente es un momento idóneo. Primero, fuerza al PP y a Rubalcaba a acelerar un calendario que corría más lento que el de las folclóricas. Y, segundo, se garantiza que la renovación tenga menos sobresaltos de los que habría tenido a partir de octubre.
Pero en estas vienen los críticos.
El común de los mortales dejamos enemigos por el camino y en el caso de los políticos dejan críticos. Y Susana Díaz, a pesar de su juventud, ha recorrido un largo trecho, así que tiene muchos críticos.
Un antiguo concejal del Ayuntamiento de Sevilla es el cabecilla de unos de los sectores alternativos, que se reunirá mañana en Sevilla antes de que se celebre el comité director. Aquí también está el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano. Este grupo tiene apoyo en la provincia de Jaén, aunque su primera opción, Micaela Navarro, no parece por la labor de encabezar ninguna corriente.
El que sí ha dado el paso adelante ha sido el consejero Luis Planas, al que algunos ven como la marca blanca de Susana Díaz; una maniobra del aparato para dar una apariencia democrática a un proceso que está resuelto de antemano.
Otros me dicen que no, que Luis Planas no va de farol y que se cree con méritos suficientes para llevarse unas primarias que se venden muy baratas.
Un grupo del PSOE se reunirá mañana en Sevilla a las cinco de la tarde, antes del comité director, para decidir a quién arriman sus avales. Tampoco es de descartar que se vayan en bloque con Luis Planas.
Ahora falta por ver qué hará Griñán. Si se mantendrá neutral -como dice- en unas primarias donde uno de los candidatos no asegura el relevo generacional que él pregona. O si por el contrario arropará a Susana Díaz para que la consejera pueda proclamar dentro de veinte años lo mismo que ahora ha dicho el presidente: “A mí me nombraron a dedo y abrí el partido a la democracia”.
A mí las primarias que me gustan son las del PP.
Los ciudadanos están cansados de ver las mismas caras y de oír los mismos discursos y argumentos. Prescindiendo del PP, como partidos de las clases populares sólo quedan el PSOE e IU. Estos dos partidos tienen la responsabilidad en Andalucía de representar a los andaluces. Para ello deben dar total participación a los militantes y a los ciudadanos. Además deben transmitir confianza mediante el cambio de personas y de ideas. La elección del aspirante socialista a la presidencia de la Junta de Andalucía debe ser consecuencia de un debate y elección con la participación de todos los militantes. La exigencia de avales en tan corto espacio de tiempo desvirtuará la elección y volveremos a estar en lo mismo. Los ciudadanos no lo perdonarán.