José Antonio Griñán ha dejado la presidencia de la Junta y ya enfila el camino del Senado, donde se terminan refugiando todos los que se sienten condenados al banquillo. Ya solo falta Iker Casillas.
Al final, Griñán ha terminado por reconocer lo que solo él negaba el día que anunció que entonaba retirada. Se va porque no soporta la presión de verse expuesto en el punto de mira de los ERE, observar su sombra sobre la acera y ver la silueta de la sospecha.
Dirán de él que ha sido un presidente de transición, aunque más bien ha sido un presidente intrascendente. Y eso a pesar de haber superado en las urnas el mayor escollo electoral al que se ha enfrentado el PSOE en Andalucía.
En realidad, Griñán se fue aquella noche del 25 de marzo, pero no lo hemos sabido hasta ahora.
Aunque no todo es reprochable en este epílogo fingido. Si al PSOE le sale bien, Griñán habrá facilitado un relevo generacional que estrangularon los que aún intentan controlar el partido desde Madrid o desde las estructuras provinciales.
Es curioso que los mismos que critican que las organizaciones sigan manejadas por los caras -perdón, las caras- de siempre, sean ahora quienes desacrediten a Susana Díaz por su impericia. En política, la experiencia suele ser sinónimo de pasado y, precisamente, lo que no le interesa al PSOE es poner al frente de la Junta a nadie con pasado.
En su despedida, Griñán ha hecho público el patrimonio -declarado- con el que llegó al gobierno andaluz y con el que se va.
Con el tiempo, si sale ileso de los frentes judiciales en los que seguramente acabará envuelto, a José Antonio Griñán se le recordará por una persona sosegada, sensata y que leía libros de autores que otros políticos confundirían con un lateral derecho del Eintracht de Frankfurt. Alguien que lo mejor que hizo como presidente fue marcharse y dejar paso a otra generación para que no le sucediera lo que le ocurrió a él.
Que llegó a la presidencia de la Junta tarde y en el momento equivocado.
Muy bueno, realmente, muy bueno.
… que ni pareciera mío
Pues señor Quico, ¡que quiere que le diga!, cuando vi la fotografía del Sr.Griñán junto a sus favoritos, o sea, Susana Díaz, Mario Jiménez (entre los funcionarios «el Boca Chanclas») y Francisco Álvarez de la Chica, se me puso la carne de pollo. Después de la sobredosis de ineptos encabezados por ZP y el tropel de Pajines no han aprendido nada de nada. Los tres favoritos de Griñán más de lo mismo, ninguno de los tres ha trabajado en su vida y todos los sueldos que han cobrado han sido sueldos políticos. Gente sin experiencia en nada salvo en las mamandurrias políticas, que ya los ciudadanos estamos sufriendo, digo el nivel de estos políticos, que por pasotas que seamos los andaluces no nos merecemos. Me pregunto si dentro de esas siglas no quedan ya profesionales de prestigio y honrados.
Creo que estás rehabilitado como analista político pero no entiendo una cosa, ¿Casillas al Eintracht de Frankfurt?? 😉
En el Betis sería también suplente
Amigo Quico, como casi siempre, tu artículo muy bien expuesto y con la consabida «mordaza».
Felicidades y un fuerte abrazó
preferible casi siempre a ‘algunas veces’. Mucho más tranquilo. Gracias. Un abrazo