Mariano Rajoy ha decidido arriesgar en esta campaña. Por eso, en lugar de prestarse a debates a varias bandas, el candidato popular ha acudido al programa de Bertín Osborne y se ha jugado el tipo como comentarista de partidos de fútbol.
Un español podría perdonar que alguien que pretenda ser su presidente confunda el PIB con el euribor. En cambio, nunca votaría a un candidato que se equivoque al diagnosticar un fuera de juego.
Tampoco es tan extraño lo que ha hecho Mariano. Unos partidos los juega el delantero titular y en las pachangas hay que alinear a Soraya Sáenz de Santamaría. Eso es algo que, salvo Rafa Benítez, lo entiende cualquiera.
Lo que no sabemos es cuándo irá al programa de Bertín el director del CIS, que ha pronosticado una victoria amplia del PP, aunque insuficiente como para gobernar en solitario. Y eso que en la encuesta aún no está ponderado que, para contrarrestar el auge de los ‘nuevos Suárez’, Rajoy compartirá mitin con el hijo del original.
Lo que sí pronostica el sondeo del CIS es el fin del bipartidismo; aunque sea transitorio. Algo que obligará a tejer alianzas.
Por eso, más que debatir, para aclarar el voto de los indecisos lo que tendrían que hacer los partidos sería dejar claro cuáles serán sus líneas inviolables en la más que previsible política de pactos. Para que nadie se encuentre que dio su apoyo a alguien que terminó aliado con otro al que no votaría en su vida.
Es bastante probable que, el 21 de diciembre, tras ver cómo los enemigos políticos se cortejan con tal de formar gobierno, los españoles al fin entiendan el verdadero sentido del programa de Bertín. ¿En tu casa o en la mía?
De verdad que pensé que tras Zapatero ningún presidente del gobierno podría llegar a caer más bajo… y me equivoqué. Rajoy da ruedas de prensa con plasma y manda a su segunda a los debates no por algo que ya todos sabíamos: que no sabe expresarse ni debatir, sino por cobardía. Alguien menos cobarde (y más trabajador) habría recibido clases de expresión oral y habría aprendido a asumir sus limitaciones y errores. Pero para la cobardía política no hay ningún sitio en donde den clases.
Ojalá esta fuera una votación más del bipartidismo: Ciudadanos contra Podemos. Pero por desgracia están esos dos partidos inemergentes que no quieren hacer el favor de ahogarse de una vez.
Los partidos políticos no son una persona, son un equipo. Y para contrastarse entre sí no es obligatorio que su cara «mediática» esté presente en todas. La Vicepresidenta es una dignísima representante para los bolos políticos televisivos, que en otros casos es de lo que viven «algunos» para llegar a la gente y ya se vió la poca categoría, bisoñez y ganas de dormir en la Moncloa de alguno que otro.