La gestora del PSOE -que es una palabra que suena a banco en quiebra- no sabe cómo justificar la abstención en una investidura a la que, por otra parte, Mariano Rajoy todavía no ha confirmado que vaya a acudir.

La abstención probablemente sea el camino más sensato en estos momentos, pero es también la postura más absurda en política.

El problema de la gestora es que tiene que administrar, por un lado, a 85 diputados y, por otro, a 190.000 militantes. Y luego está el alcalde de Jun, que ha emprendido una campaña de recogidas de firmas, que algunos creen virtual pero José Antonio Rodríguez sostiene que tienen puño y letra.

No sé evaluar todavía si la ofensiva es solvente o si el alcalde tuitero patinará como cuando se enfrentó a Susana Díaz en las primarias andaluzas. Quizás sea la lanzadera de un sector crítico organizado y pronto sabremos los nombres.

El caso es que alguien en el PSOE se estará acordando en estos momentos de que podría haberse evitado este ruido si se hubiera seguido la lógica y el alcalde de Jun tuviera su puesto de diputado provincial; como le correspondía tras la dimisión del exalcalde de Iznalloz, la renuncia del de Otura y la que habría sido -que no fue- salida natural de Ana Muñoz tras conseguir los socialistas la alcaldía de la capital.

Pero lo que no ha aclarado la gestora nos lo ha desvelado la agrupación de Las Gabias. En sus papeletas de la Lotería de Navidad ya da por hecho que el 20% de los premios superiores a 2.500 euros será para Rajoy.

Y la gabela para el PSOE, se entiende.