Hay días en los que uno sale a la calle y se encuentra al hombre que muerde a su perro. Esas mañanas en las que apenas si tienes que escarbar para encontrar la noticia porque te la sirve la propia observación de la realidad. Basta con enumerar los acontecimientos y sus contracciones.
Hace tan sólo dos semanas, el presidente provincial del PP, Sebastián Pérez, apremiaba a Ciudadanos para presentar una moción de censura contra Paco Cuenca. Eran juegos florales, pero estos artificios nos tienen entretenidos mientras Puigdemont deshoja los 155 pétalos de la margarita independentista.
En ese filtreo andaban hasta que, el lunes, el presidente del PP-A, Juanma Moreno, vino a Granada y recriminó a Ciudadanos que se haya “quitado la careta” para convertirse en la muleta del PSOE en Andalucía. Le faltó pedirle a Juan Marín que le devuelva el rosario de su madre.
Eso fue por la mañana. El lunes por la tarde, el PP se abstuvo en el pleno del Ayuntamiento y permitió que el PSOE de Paco Cuenca -al que teóricamente quiere desbancar con una moción de censura- saque adelante un plan de ajuste cuando el Ayuntamiento estaba al borde de la quiebra.
Este funambulismo sobre el alambre de lo imposible continuará el viernes. El PP ha anunciado que apoyará a Ciudadanos -el que se quitó la careta- para reprobar a Paco Cuenca -al que facilitó el lunes la aprobación del plan de ajuste-.
¿Qué podría suceder la próxima semana? ¿Que el PP pida la medalla de la ciudad para Luis Salvador? ¿Que apoye a Paco Puentedura en su empeño por suprimir el voto al Cristo de los terremotos? ¿Que le ofrezca un roalillo a Luis de Haro por si lo termina echando ‘Vamos, Granada’?
Son sólo ideas.
No te esfuerces, Chirino. Esta paella de incoherencias peperas sólo tiene una explicación, y muy simple: es el reflejo de la insolvencia política del que los manda, el Sebas, friki de la política, al que habeis sobrevalorado durante los últimos años. Y, naturalmente, de la escasísima talla política de sus palmeros en el Ayuntamiento.