José Antonio Rodríguez llegó al Ayuntamiento de Jun en 1991, cuando estar a la moda consistía en manejar un ZX Spectrum. Como era un pipiolo cuando empezó en política y el alcalde del pueblo era su padre, le apodaron cariñosamente -se supone- el ‘niño Jun’. Y con ese sobrenombre todavía se le conoce casi tres décadas después en los círculos del PSOE de Granada. Entre otras cosas, porque pese a contar su vida en directo nunca desvela su edad, dentro de poco sólo descifrable con la prueba del carbono 14.
Empezó a proponer cuestiones que antes llamaban fricadas y ahora innovación, como retransmitir un pleno por Internet, el voto electrónico o ponerle un usuario de Twitter a la barredora del pueblo. A todo esto se denomina ‘las cosas del niño Jun’.
Lo conocí hace 15 años, en un viaje a Bruselas, y entonces comprendí -y comprobé- que no se puede esperar de él lo probable y que, cuando anda de por medio, suele ocurrir lo imposible. Puede ser ordenado y calculador pero si las cosas se tuercen acostumbra a confiarlo todo a lo que en Marruecos llamarían baraka y en mi pueblo ‘una flor en el culo’. Sorprendentemente, muchas veces el desenlace es incluso positivo.
Quizás por esos comportamientos tan singulares, algunas familias del PSOE granadino nunca lo tomaron en serio. De hecho, forma parte del grupo de ‘diputeados’, aquellos que tuvieron un paso fugaz por la Diputación provincial.
Otras veces, él mismo hizo méritos para la chanza. Como cuando disputó las primarias a Susana Díaz en 2013 y nunca mostró las firmas de los presuntos avales recogidos.
Yo estaba entre esos periodistas que hacía chistes con el ‘niño Jun’ entrando en la sede de San Vicente con las cajas. Hasta que después, cuando repitió la pantomima en las últimas primarias de Pedro Sánchez, comprendí el sentido de la operación.
Mientras los barones y baronesas socialistas manejaban los censos oficiales, ellos habían elaborado un mapa con su propia base de datos de los militantes críticos. Lo de menos era el número, importaba la muestra. Y así, Adriana Lastra o Paco Salazar -entre otros- seleccionaron en qué territorios había que centrarse. Meses antes de las primarias de mayo de 2017, ellos me hicieron una radiografía de todas las agrupaciones y clavaron la previsión. En lugar de lo probable, sucedió lo que se pensaba imposible.
Un porcentaje de aquella victoria es de Jose Antonio. Aunque solo sea por los votos que Pedro Sánchez obtuvo en Granada y otras provincias andaluzas.
Quizás -y lo digo con conocimiento de causa- si antiguas estructuras socialistas hubiesen contado con el ‘niño Jun’ en lugar de vetarle para algún puesto, José Antonio no se habría significado tanto. Son los mismos -dentro y fuera de su partido- que ahora se sorprenden de que el presidente del Gobierno se lo haya llevado a la Moncloa.
Creo que el viaje no fue a Bruselas, sino a Estrasburgo……A ver el metro en superficie¡¡¡
Nació en las redes sociales,y morirá en las redes sociales.A pesar de la vaselina que se le está dando por parte de los voceros del Régimen (este artículo,sin ir más lejos),se ha comportado como un auténtico cacique en su pueblo de Jun,y ha sembrado mucho rencor.Más temprano que tarde,ello dará su fruto.Y las redes sociales serán el lugar de su calvario. ¡Quien a hierro mata,a hierro muere!
El niño de Jun,?,o el falso de Jun?.Que hagan una encuesta en el pueblo.jeje.El que nunca dejaría su Pueblo…Un tío ambicioso con ganas de ser famoso.Va a durar dos telediarios con el plagiador de Tessis.Tal para cual