El Centro de Estudios Andaluces (CEA) ha hecho público su barómetro de marzo. Hace un tiempo, se hacía el Egopa desde el Cadpea de la Universidad de Granada y como, por ahí andaba Juan Montabes, siempre había a quién atribuir el pucherazo si los pronósticos no coincidían con nuestras preferencias. Porque las encuestas son más o menos creíbles si la mayoría de los encuestados piensan como nosotros.
Ahora nos falta un Tezanos andaluz al que atribuir las culpas. Y entonces, las conspiraciones se atribuyen a Elías Bendodo, que tendría que empezar a preocuparse si encuentra alguien que le presuponga buenas intenciones.
Sorprende que el CEA haya incluido en su sondeo las opciones de virtuales candidatos socialistas como María Jesús Montero, Juan Espadas y Felipe Sicilia o de la diputada de Vox Macarena Olona. No porque carezca de interés -que lo tiene-, sino porque se hagan estos estudios de corte electoral y partidista desde una fundación pública.
Un apunte que quizás ha pasado desapercibido: aunque el alcalde de Sevilla, la ministra y el diputado jienense tienen -teóricamente- mejor valoración que la expresidenta de la Junta, Susana Díaz es sin embargo la que obtendría mejor resultado electoral.
Por lo demás, la encuesta apunta un cambio político en la sociedad andaluza, que -sostiene- tendría más afinidad con el PP que con el PSOE. Preguntados por quién querrían tener por presidente, el 34% se decanta por Juanma Moreno y la segunda opción mayoritaria (23%) es la que no prefiere a ninguno de los candidatos que se ofertan. O Juanma o ninguno. Una Andalucía ácrata sin políticos ni coches oficiales; sin barrera reservada en los toros ni asiento en el palco del Betis; donde cada uno se pusiera el culillo de la vacuna que le viniera en gana.
Una Andalucía tan próspera y afortunada, donde mientras que los políticos hacen conjeturas con los escaños, el 60% de los encuestados lamenta que el principal problema de esta tierra sigue siendo que no hay trabajo.