Un compinche me envía a Corpus pasado este vídeo de una atracción de feria que en mis tiempos -no tan pretéritos porque aún no estoy entre los grupos abiertos a la vacunación- llamaban el canguro.
En uno de los asientos se aprecia, fugaz como los primeros dos años de un dos más dos, a Luis Salvador; tan cohibido y en tensión que no alcanza a mover las manos; él, que tanto es de mover las manos y hasta de mucho observarlo se me ha pegado, como un gesto inconsciente, girar los dedos mientras emulo el vuelo de una avispa. Y entiendo a Luísal, a mí el canguro me daba tela de canguelo en mis años mozos.
Y el speaker de feria -que es el oficio más parecido a #HumanTech-, comenta la vueltecita del alcalde mientras los aspavientos mecánicos del canguro provocan cosquillas cerca del perineo.
–¿Cómo va eso? ¿Cómo va? ¿Va bien? ¡Vamos a darle un poquito de marcha. Y un poquito suave.
Pues cómo va ir, compae, la cosa va marchando pero sin terminar de marcharse.
Resulta que el alcalde anda esquivo este lunes, aunque como ahora tuitea poco -y se retuitea a sí mismo- tampoco podemos seguirle la pista. Luis Salvador estaba en el Palacio de Congresos de la Costa del Sol en la celebración del ‘Málaga Tourism Day’; lo que bien a ser la política de las cosas. Mientras en Granada se habla de las cosas de la política.
El presidente provincial del PP, Francisco Rodríguez, lo sigue esperando. Y el encuentro se producirá, previsiblemente, a lo largo de la tarde del lunes. Mal haría Salvador si subestima el poder de su interlocutor; o si piensa que puede taponarlo a otros niveles. Rodríguez tiene vía libre de Génova desde hace cinco meses.