Se ha cumplido una semana desde que la Junta anunciara que se anulaban todas las fusiones hospitalarias, aunque el texto con la marcha atrás aún no se haya publicado en el BOJA.
A estas alturas de la polémica, el gobierno andaluz debiera haberse percatado de que la clave está en los detalles. Que más que preservar el fondo hay que procurar que no se te adelanten en las formas.
Detectado el problema, lo que no se entiende es que quienes están llamados a dialogar anden perdidos en soliloquios. Y que la Junta no haya convocado una reunión con un único punto en el orden del día: no levantarse hasta que esté cerrado un acuerdo.
Se anuncia este cónclave para el jueves aunque cada minuto que permanezca abierta esta crisis se expone a nuevas interferencias que dinamiten las conversaciones.
El gobierno andaluz no es que llegue tarde; más bien, no termina de llegar. Hace semanas que un socialista me envió esta foto con el siguiente comentario: “El toro se ha olvidado del torero, ha saltado la barrera y va a por la presidenta de la plaza”.
Y así ha sucedido. Susana Díaz se ha convertido en el centro de las críticas de las plataformas y de Jesús Candel, ‘Spiriman’. El ambiente es hostil, porque en la plaza hay más pitos que aplausos y todos deberían contribuir a serenar el clima de crispación para facilitar el entendimiento.
Cada vez parece más evidente que la presidenta tendrá que venir a Granada y -siguiendo el simil taurino- coger el toro por los cuernos. Porque los que tendrían que pedir la alternativa están quedando de sobresaliente*.
Y no precisamente de diez, sino de novillero sin méritos que sólo se asoma para salir en la foto del paseíllo.
*El sobresaliente es un matador o novillero, no muy conocido, que hace el paseíllo junto a los maestros y resto de componentes del despejo plaza. En caso de que los toreros no puedan continuar la lidia, el sobresalientes es el responsable de terminar de matar todo el encierro.