Hay dos cosas que todo el mundo comenta de Carlos Rojas -lo de todo el mundo es una licencia periodística-. La primera, que de ganar Javier Arenas será el próximo consejero de Justicia. La segunda y verdaderamente relevante, que se parece a Agustín Bravo. Carlos -que cuida la imagen al extremo- tiene hoy miércoles su cierre de campaña en la Costa y parece que, al menos en esta ocasión, él será el protagonista.
Para que todo quede de punta en blanco, el Ayuntamiento de Motril ha mandado limpiar esta mañana la fachada que servirá de fondo al mitin del PP. No se pude decir que lo hayan hecho de tapadillo, porque a los operarios solo les ha faltado colgar un bando que diga que actuaban ‘por orden del señor alcalde’.
Llama la atención la pintada de la esquina, que resume en sí misma la campaña electoral y la vida misma: “Vete y caga en el baño de Pablito”. Que con una traducción libre podría quedar en algo así como: ‘Vete a cagar’.
Posiblemente, el mensaje llevase allí casi el mismo tiempo que la pared, pero se encuentra de rabiosa actualidad. Porque visto lo visto, no extrañaría que fuese la conclusión a la que llegara cualquier votante después de estos 13 días de una campaña que ya estira las piernas.
Dos semanas en la que hemos contemplado cómo, una jueza oportuna y oportunista, enviaba a prisión a un ex alto cargo de la Junta y a su chófer, precisamente, en plena contienda electoral.
Y aún pensamos que en la Justicia, -como en el periodismo-, todo es fortuito.
Tenemos el cuerpo tan hecho a la corrupción y a los abusos que hemos pasado por alto el origen del escándalo: que cualquier director de la Junta pueda tener un chófer.
Y casi de forma simultánea, mientras unos y otros pregonaban sus escrúpulos, nos enteramos de que la cocaína del chófer también ‘matas’. Que no hay ideologías sino personas decentes y maleantes. Que somos lo que somos y eres lo que ERE. Que más de uno está cortado por la mismas tijeras que hace los trajes.
Así que mejor que pinten la pared con cal viva. No vaya a ser que al final, igual que sucedía con las caras de Bélmez, el día 25 aflore el mismo grito: ‘Vete a cagar’.
Porque de tanto enmerdar llegará el momento en el que a todos nos confundirán con la misma mierda.