Parafraseando a Jesulín de Ubrique -la campaña me ha vuelto erudito-, la vida podría compararse con un toro o con un sobre de papel: se abre, se cierra y todas las vidas -como las cartas- tienen un destino.
Algunos sobres aguardan sorpresas aunque estemos sobreaviso y otras cartas -como las que envían los partidos políticos- están más marcadas que las que reparte el tahúr del Mississipi.
PP y PSOE han buzoneado las casas con material diferente. De esta forma, a quien el domingo no se le dibuje el voto en la cara le delatarán los sobres.
Los que lleven el año 2012 son más socialistas que una chaqueta de pana y los que únicamente contengan la leyenda ‘Elecciones al Parlamento de Andalucía’ serán sobres con alas de gaviota, como las compresas.
Ya puestos, podían haber sido más elegantes y sutiles, perfumar las cartas o sellarlas con un beso. O mucho más decarados, y estamparle a los sobres un sello con el careto de José Antonio Griñán o de Javier Arenas.
Entre trileros se puede saber quién hizo la primera trampa, pero no la última.
Lo que llama la atención de este entuerto es que la Junta, que publicó las reglas de las elecciones en el BOJA del 1 de diciembre, sea quien incumple el modelo de sobre que ella misma diseñó. Después, PSOE e IU le siguieron. Y la consecuencia ha sido que la envoltura de los votos del PP es diferente a la del resto.
Total, que el domingo por la mañana no sé acudir a votar o quedarme en el sobre.