Alberto Núñez Feijóo afronta este martes una investidura que, si acaso prosperase -ya sea por un tamayazo o por un ‘Alberto Casero’- él sería el primer sorprendido. Hasta el punto de que el gallego tomaría la palabra para decir que se acabó la broma, que, en realidad, él no quería ser el presidente en estas condiciones.
Feijóo ha tenido un mes para percatarse de que su sitio ahora está en la oposición; porque tiene más opciones de sintonizar con la mayoría de la sociedad desde la oposición que desde el Gobierno.
Por eso este domingo pidió la venia a sus antecesores, José María Aznar y Mariano Rajoy, y buscó el arrope del actual poder territorial de su partido para que le dejen un tiempo. Pero el tiempo, en política, cuando no depende de otros lo maneja Ayuso.
Feijóo asegura que oponerse a la amnistía es una cuestión de “principios”. Ha sido un giro interesante para controlar el discurso. Da igual que tenga o no encaje en el subjetivo “marco constitucional”. De hecho, hay leyes constitucionales y que no son buenas leyes y por eso se cambian. Es un asunto “moral”.
Demasiado profundo para una sociedad donde los principios se ajustan por conveniencia a cualquiera de los finales.
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Ojalá vayamos a elecciones en Enero, el PP convoque un congreso interno pongan Ayuso , eso sería la salvación de España y la solución de los Españoles que pacte con los restos de lo que quedé de Vox , porque Vox no sé si aguanta otras Generales…
La derecha no sabe ganar la partida por muy buenas cartas que tenga