Koldo y las apariencias

En un fragmento de ‘León el Africano’, Harún mata a Zerualí, que había tenido aislada por una falsa saña a Mariam, la hermana de Hasán, al que acusan de encubridor y el sultán lo destierra. “No eres culpable de nada, sin duda, Hasan, pero las apariencias te acusan. Y la justicia está en las apariencias, al menos en este mundo, al menos a ojos de la muchedumbre”.

A Koldo García -asesor, supuesto comisionista y contrastado cortador de troncos- lo acusa la justicia pero, sobre todo, lo han condenado públicamente el PSOE y las apariencias. Nadie que se exhiba con una camiseta a la sisa y un hacha puede hacerse rico tan de repente sin que resulte sospechoso. 

Koldo descuidó las formas; quizás, porque tampoco satisfaga en exceso conseguir tanto dinero rápido de forma inmerecida si no puedes exhibirlo. Cuando la fortuna es decente se lleva con mayor discreción.

Por eso los apartamentos en Benidorm -faltó el de Torrevieja-, los fajos de billetes en el casa, las fardadas por teléfono y la mesa a nombre del señor Koldo en La Chalana. El marisco da igual que sea bueno o malo, pero que sea abundante. 

El PSOE ha aplicado a Ábalos la jurisprudencia Koldo. No eres culpable de nada, José Luis, pero las apariencias te acusan. Que además hayas salido en una foto del sumario con un cigarro en la boca ayuda poco. Y ahora esa misma doctrina complica la existencia política a Francina Armengol y a cualquiera que aparezca asociado a las andanzas del antiguo asesor. 

Koldo lo sabe, por eso se cubre con un pasamontañas cuando acude al juzgado para no ser reconocido; como si acaso alguien de su tamaño pusiera pasar desapercibido.

Ese, el de la vergüenza, es el sentimiento más decente que ha tenido Koldo en los últimos tiempos. 

El de la decencia lo perdió. Y no tiene nada que ver con su foto de tiarrón cortador de troncos.

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Otros desvaríos…

 

1 Comentario

  1. Tiene suerte Koldo de que exista todavía quien sea capaz de realizar un análisis de sus fechorías con gracejo y sentido del humor. Efectivamente, ahora que lo pienso es verdad que siempre hay una agenda en la que estos pillastres recogen sus fechorías. Ahora queda por ver si su señoría encuentra aunque sea indicios de delito. Que en el proceloso mundo de la política parece que es moneda de cambio habitual el más difícil todavía.

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