Quico Chirino

«Los rumores son aquellas cosas que merecerían ser noticias aunque no lo sean. Cualquier parecido de lo que aquí se cuenta con la realidad es una evidencia» Blog de Quico Chirino

Foto: Javier Martín
Foto: Javier Martín

María Jesús Montero cuando sea mayor

María Jesús Montero alza los brazos con una energía desbordante; a un tris de la luxación. ¿Cómo lo celebrará si acaso gana las elecciones? Todavía no ha conseguido nada, pero su forma de estar en el atril, los gestos, el tono de voz imperativo, son la representación de una victoria que no se ha producido y que tampoco hay garantías de que suceda. María Jesús Montero es consciente de que no le queda margen para la derrota. 

Mientras habla, a su espalda se proyectan imágenes históricas, desde el referéndum del estatuto hasta la foto de la tortilla. Es curioso que para ofrecer un futuro haya que remontarse al pasado. El presente resulta demasiado ordinario. 

Ha conseguido activar a la militancia. Muchos bailan músicas que no habrán escuchado en su vida. La parafernalia de los congresos cambia y se transforma, pero quienes asisten son, en buena parte, los mismos. Está Manolo Chaves, que tras la resolución del Constitucional vino a rescatar al socialismo andaluz del páramo de desánimo por el que transitaba. Gaspar Zarrías -cuando uno parece mayor antes de lo que le corresponde tiene la suerte de resultar más joven cuando se hace viejo-. Magdalena Álvarez, Antonio Ávila… Y Susana Díaz, senadora y tertuliana -no necesariamente en este orden-. 

María Jesús Montero ha logrado unir a un partido que se rompió por las costuras en 2018. Es curioso, pero hay más codicia por disputarse los restos del naufragio que el poder cuando se tiene. 

Su discurso es encendido; probablemente, más cargado de pasión que de argumentos, pero qué es si no la política actual -y la de siempre-. Habla del desarrollo estatutario -como si el común de los votantes conociera el estatuto-, pero vuelve a la sanidad, la ley de la dependencia, el salario mínimo… Y asegura que Juanma Moreno aplica las políticas de la “derecha más rancia”. Ha estado a punto de decir de la extrema derecha. 

El público aplaude, recuerda que un día el PSOE gobernó Andalucía durante varias décadas, que María Jesús estaba allí… y se lo cree. Apela a un “andalucismo de izquierda” -¿por qué no puede existir el andalucismo en sí mismo?- y abre el partido a la gente, pero a la gente de izquierda. Es la fórmula que llevó al socialismo al éxito en Andalucía. Cosa distinta es que al triunfo se llegue siempre por el mismo camino. 

El PP debe estar más inquieto de lo que se encontraba antes de este congreso. María Jesús Montero presenta a Zapatero y, sin pretenderlo, da la clave cuando recurre a una frase hecha. Pone de ejemplo al expresidente, sus valores y su forma de interpretar la política, de lo que ella quiere ser de mayor. 

Rodríguez Zapatero tiene 64 años. María Jesús Montero, 59.

Tiene por delante una oportunidad para gobernar la Junta dentro de año y medio. Probablemente, solo una. Por eso mueve los brazos con tanta fuerza; porque tiene urgencia por alcanzar la victoria.


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