Nada más llegar a El Toyo por el camino que yo he llegado -que probablemente no sea el más corto- te encuentras una valla electoral de Javier Arenas: “Andalucía por el cambio”.
Si tiene mala leche plantar un cartel del PP a pocos metros de donde el PSOE andaluz celebra su congreso, peor todavía es mantener al pobre de Javier postrado a pleno sol con un saquito de pico y una chaqueta de paño con 30 grados a la sombra.
Llego pronto para evitar la cola de las acreditaciones aunque perfectamente lo podían haber resuelto de una forma mucho más práctica: todo el que no vaya en ropa de baño que entre.
Nada más acceder me cuentan que la delegación del PSOE granadino se ha caído en el pleno, donde han montado unas bancadas tipo grada de fútbol de preferente.
Unos dicen que el PSOE provincial está en caída libre, otros que ya ha quedado acreditado que tiene su ‘peso’ político.
El caso es que a media tarde se ha vuelto a repetir el percance, hasta el punto de que el propio Griñán ha tenido que llamarles la atención en su discurso: “No os caigáis más. Mantener la estabilidad”, ha dicho con sorna.
En esto de venirse abajo unos saben caer mejor que otros. Y también están los que siempre caen de pie, como le he recordado -sin indirectas- a José Antonio Aparicio.
Como no podía ser de otra forma, porque yo he venido a El Toyo a centrarme en las cosas serias, he abierto una investigación para aclarar quiénes han sido los granadinos inmersos en el percance.
En primera persona ninguno me lo ha reconocido. Sin embargo, alguno de sus compañeros -cuyos nombres no desvelaré aunque estoy abierto al chantaje- me han filtrado dos implicados: Elvira Ramón y Antonio Argüelles. Otra fuente me desmienten lo de Elvira -que se ve que alguien la quería ver caer- y me añaden Iván López, Paco Álvarez de la Chica y Miguel Ángel Gamarra -este último alega que en realidad se tiró-.
Seguiremos informando.
Si el PSOE granadino le cae bien a la oligarquía sevillana es la prueba del 9 de que los granadinos no tenemos ningún futuro