He vuelto al trabajo, por si alguien necesitara localizarme para enviarme noticias o dinero. Los que entre nuestros propósitos de enmienda de septiembre nunca tendremos apuntarnos a un gimnasio necesitamos cortar las vaciones en el preciso momento en el que la ropa estival te queda demasiado ordinaria.
No se entiende cómo una sociedad que ha inventado las playas para perros aún no ha conseguido separar en calas distintas a los hombres que se fajan con la mancuerna de los que beben cerveza.
Aún andan reptando las serpientes de verano, que este año mordían y llevaban veneno. Mucho mejor cuando solo se hablaba de Gibraltar. Un estío de guerras donde no se distinguen a los buenos de los malos y las víctimas siempre son las primeras que mueren; donde se sigue sosteniendo a palos una valla en Melilla cuando lo más rentable sería levantar los muros en Suiza; un agosto en que descubrimos que la herencia recibida no era de Zapatero sino del padre de Pujol; y donde hay políticos a los que se les sigue calentando la lengua aunque se tiren un cubo de agua por la cabeza.
Desde hoy me pongo a buscar cotilleos para escapar de este sopor. Por lo pronto me resulta alentador el mensajes que me manda uno de los compinches de este blog semiclandestino: “Hay marejadilla interna pero acéfala”.
Será cuestión de ponerle pies y cabeza.
Se me ocurre, Chirino, que podrías empezar denunciando a un diputado nacional que cobra de dos Instituciones Públicas. Tú sabes a quien me refiero. Si no lo haces tú alguien se te va a adelantar en los próximos días.
Cuales son esas instituciones? Una pista al menos
Congreso de los Diputados y Junta de Andalucía