Todos aseguraban que varios periódicos nacionales habían publicado el anuncio de que un violento terremoto, el mayor de los vividos hasta la fecha, destruiría la ciudad. A pesar de que nadie dijo haberlo leído por sí mismo, eran capaces de dar el día concreto del suceso e incluso, algunas versiones, la hora exacta de la catástrofe. Sería la noche del domingo 26 de abril de 1964. Para dar autenticidad a la mentira, se atribuyó la revelación al adivino que predijo el asesinato de Kennedy que, al parecer también anunció el temblor de tierra que destruyó la población marroquí de Agadir en 1960. Para una ciudad que comenzaba a disfrutar de las mieles del incipiente turismo, aquel bulo sentó bastante mal. IDEAL desmintió la noticia y durante unos días publicó imágenes de la felicidad de los granadinos que vivían «un terremoto de alegría y de animación en las calles y terrazas» y que, mientras festejaban el día del libro en un fin de semana primaveral, se reían «a mandíbula batiente de los bulistas y los necios que les prestaron oídos».
Rumores de un terremoto con el sabor de cervezas y helados
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