Vendedores de melones y aguadores volvían a las calles de la ciudad cuando llegaba el calor. Personajes de la Granada de ayer, tipos que permanecen en el recuerdo de los más mayores
Este artículo publicado en la sección Puerta Real de IDEAL en julio de 1965 recuerda uno de los populares puestos de melones de la plaza de los Lobos, pero también los había en San Isidro, la Mariana, el Campillo, la Trinidad el Albaicín o el Realejo. Eran unos puestos miserables y harapientos, cuyos vendedores dormían sobre sacos.
Recuerdo que Juan Bustos escribió en alguna ocasión que había quien compraba un melón en alguno de estos puestos callejeros y le inyectaba un poco de aguardiente dulce. Se dejaba enfriar y se lo comían en un banco del Salón, de la Mariana, la Trinidad o el Camino de Ronda. Saborear sin prisas aquellas ‘tajás’ dulcísimas que sabían a gloria era un auténtico placer.
En la calle Mesones, un puestecito ofrecía agua fresca de la Fuente de la Bicha. Mariana Lemús llevaba desde 1951 vendiendo el codiciado líquido tan preciado por los granadinos. Junto a las damajuanas, una coplilla animaba las ventas
«¿Quiere tener buena salud
y ser un roble en la tierra?;
beba agua de la Bicha
y el corazón de una piedra»