Junio de 1952. Se acabaron los equívocos a la hora de subir y bajar del tranvía. Una nota de la alcaldía, publicada en IDEAL el 6 de junio, aclaraba la situación: se suprimía el sistema de descenso único por la plataforma delantera, establecido por la Compañía Tranvías Eléctricos, y se autorizaba a los viajeros a bajarse del coche por la puerta que más le conviniese. Eso sí, la plataforma de atrás era la obligatoria para la subida y el visado del billete.
El 15 de febrero de 1950 Tranvías Eléctricos puso en circulación el primer coche con entrada por la plataforma posterior y salida por la delantera, con un revisor en cada puerta para evitar que el vehículo iniciara la marcha con público subiendo o bajando.
Este blog de Amanda, es original. Haces de cualquier anécdota una noticia, un recuerdo. Y en verdad que es muy agradable el acompañarte por estas sendas de la memoria. Unas veces de acuerdo y otras con mi clásica nota de picante. de crítica. Pues bien, con esto del tranvía las anécdotas me sacuden el recuerdo. Atiéndeme. El tranvía era aquel trasto ruidoso y veloz que atravesaba la ciudad para meterse en la vega y traer nuestros paisanos con cestas de compra y pollos para vender (sin pasar por el fielato).
Recuerdo que subíamos en el cremallera mi novia y yo, y como todo joven amor de aquellos días, puse la mano en donde no debía, a lo que ella me dijo al retirarla, “!que nos ve!”/ ¡pero niña si vamos solos!, a lo que ella con su dedo, señalo al conductor…era su padre. ¿Dónde estará esa niña que aun recuerdo con cariño? Recuerdo que en la beatificación de fray Leopoldo, le pedí varias cosas en pago al día que le cedí el asiento en el tranvía o de otro día le metí en su bolsa, dos perras gordas, que a mis años era un dineral. Recuerdo que en un examen olvide la “papeleta” y don Aurelio no me admitió, salí corriendo y cogí el tranvía pidiéndole prisa, pues bien “se tiró toda la Gran-Vía, sin parar hasta la avenida del Doctor-Oloriz, donde vivía”…¿Qué grandes eran esos conductores para que les recuerde con aprecio?. Recuerdo que siempre veía con envidia aquellos chavales que sentados en el parachoques trasero se colgaban, en tanto el tranvía se embalaba por la avenida de andaluces…hasta que un día me atreví y me “colgué”. Recuerdo aquel día en el que un guardia urbano paró el tranvía a todos los viandantes y coches…porque el suelo temblaba ….y al rato, el Embovedado explotó. ERAN OTROS TIEMPOS.
Paco, muchas gracias por tus comentarios. Tus recuerdos son muy bonitos.
Qué lindo que rescates estas historias. A pesar de la distancia que nos separa, justo necesitaba conocer por dónde se subía a los tranvías.