Categoría: Cultura

Alberti entró en Granada

Del mejor amigo, por los arrayanes.

Sangre por el Darro, por el Genil sangre.

Nunca vi Granada.

Si altas son las torres, el valor es alto. Venid por montañas, por mares y campos.

Entraré en Granada»

Alberti
Rafael Alberti había prometido a García Lorca que vendría a Granada. Tras la muerte del amigo, la promesa quedó en el aire. El 25 de febrero de 1980, al pie de la Puerta de Elvira, el alcalde de la ciudad, Antonio Jara, recibía al ‘primo’ de Federico con una bandera blanca y verde. «Este es un momento para sentir, más que para razonar», dijo el primer edil. El gaditano, con la emoción de la promesa cumplida, recibió las llaves de la ciudad. Al cruzar el arco, Alberti inclinó la cabeza y de lo alto del muro se lanzaron banderitas verdiblancas. Luego subió a la Alhambra donde se sintió como un niño jugando en el país de las maravillas. «¡Qué cosa loca, qué maravilla!» decía mientras acariciaba, con un amor entrañable, los arabescos de la Alhambra. Más tarde fue aclamado junto a Santiago Carrillo en un mitin en la plaza Bib Rambla en el que pidió el ‘sí’ para el referéndum andaluz que se celebraría un par de días más tarde.  El mitin del PCE comenzó con un beso en la mejilla a la niña, que en nombre de la ciudad, le entregó un ramo de claveles rojos. Y recordó, con voz grave y mirada al infinito, su amistad con García Lorca y recitó la ‘Balada del que nunca fue a Granada’ ante el silencio expectante de los más de diez mil asistentes.
Alberti volvería a Granada en varias ocasiones. En aquellas visitas se encontró con un grupo de jóvenes poetas, de la llamada Otra Sentimentalidad (Benjamín Prado, Luis García Montero, Álvaro Salvador, Joaquín Sabina, Javier Egea o Luis Muñoz) que leyeron poemas con Rafael en La Tertulia.

En 1986 con Luis García Montero, Javier Egea, Rafael Alberti, Martín Olid, Joaquín Sabina y Benjamín Prado en la presentación, en el Palacio de los Condes de Gabia de la colección "Maillot Amarillo". Charo Valenzuela/Archivo de IDEAL
En 1986 con Luis García Montero, Javier Egea, Rafael Alberti, Martín Olid, Joaquín Sabina y Benjamín Prado en la presentación, en el Palacio de los Condes de Gabia de la colección «Maillot Amarillo». Charo Valenzuela/Archivo de IDEAL

En junio de 1980 se le hermana con Pablo Neruda y en 1989 con  Federico. Ofrece un recital en la Alhambra: «Nunca he sentido el eco de mi voz resonar más armoniosamente que junto al viejo romance de la pérdida de Alhama», decía en ‘La arboleda perdida’. Alberti fue doctor honoris causa por la UGR.

En 1983, con Fernando Quiñones y Juan de Loxa
En 1983, con Fernando Quiñones y Juan de Loxa

 

Pepe Real ficha por EAJ 16

Muchos le recordamos porque fue el pionero de los locutores de radio en Granada y la entrañable voz que cada Navidad animaba a la solidaridad de los granadinos con su tradicional ‘Subasta de las Ilusiones’ con la que se recaudaban fondos para los niños de la Clínica de San Rafael. Pero quizás no todos recuerden que Radio Granada, EAJ 16, lo ficho después de aprobar unas oposiciones que, además, fueron las primeras oposiciones a «speaker» que se realizaban en España. La prueba, que se llevó a cabo el 18 de noviembre de 1934, hace 80 años, consistió en la realización de tres ejercicios en los que los treinta y ocho aspirantes (entre ellos cuatro «señoritas») mostraron sus dotes para leer y pronunciar bien, conocer la castellanización correcta de las palabras extranjeras, redactar rápidamente, improvisar con celeridad un discurso y, sobre todo, debían de tener buena voz.

Primer ejercicio: Lectura ante el micrófono de unos cuantos recortes de prensa de dos partidos de fútbol internacionales, uno disputado en Italia y otro en Barcelona; una noticia de carácter social de París; la composición de un nuevo gobeirno francés; una cotización en bolsa; una poesía y un parte meteorológico.

Segundo ejercicio: Tres minutos para redactar tres notas escogidas por sorteo entre siete.

Tercer ejercicio: Desarrollo de tres temas de índole publicitario, entre ellos, varias cuñas para anunciantes de distinta índole, enlazados con conversación amena.

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La plaza estaba dotada con cuarenta duros de sueldo mensual. El tribunal eligió a José Real Garfia, la voz que iba a acompañar a los granadinos durante 37 años. La emisora decana de las ondas granadinas llevaba funcionando dos.

Pepe Real era de Valladolid. Estudió en la Escuela de Magisterio y trabajaba en una empresa de publicidad de la Plaza del Carmen y en los Almacenes La Paz, ‘recitando’ el género y las ofertas a través de un micrófono, cuando entró a trabajar en la radio.

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Pepe murió en junio de 1981.

Pepe Real en Radio Granada. Fecha desconocida. Torres Molina/Archivo de IDEAL
Pepe Real en Radio Granada. Fecha desconocida. Torres Molina/Archivo de IDEAL

Mariana Pineda ‘vuelve’ a Granada

Cuentan las crónicas que el 26 de mayo de 1831, el día que ejecutaron a Mariana Pineda, diluviaba. El jueves, 16 de marzo de 1984, los encargados de rodar la película sobre la heroína granadina habían requerido los servicios de un camión de bomberos para que hiciera un simulacro de la lluvia. No hizo falta, porque en el cruel momento del rodaje de la ejecución empezó a llover. Poco antes de que Rafael Moreno Alba, el director de la serie, ordenara «acción», una desgarrada Pepa Flores, que puso piel y rostro a Mariana, abrigada con un visón mientras esperaba el inicio de la escena, se concentraba en su papel sentada en el garrote mientras el maquillador avejentaba y demacraba su rostro como lo tendría Mariana cuando murió con veintisiete años y una belleza esplendorosa madurada por el sufrimiento.

Pepa Flores se prepara para la escena de la ejecución de Mariana. Torres Molina/Archivo de IDEAL
Pepa Flores se prepara para la escena de la ejecución de Mariana. Juan Ortiz/Archivo de IDEAL

La escena de la ejecución se rodó en tres horas y fue necesaria la colaboración de una extra de Pepa Flores mientras se hacían las oportunas pruebas ante el garrote.

Rodaje de Mariana

 

La miniserie, de cinco capítulos, se estrenó en Televisión Española el 13 de noviembre de ese año. Se emitía los martes, a las 9.30 horas, después de «El hombre y la tierra».

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Espectación durante el rodaje en los Jardines del Triunfo. Juan Ortiz/Ideal

Francis Dumont y el récord de locuacidad

En aquel frío mes de noviembre, en la plaza Bibrambla volvió a montarse el quiosco de la Tómbola de la Caridad que en 1963 recaudaba fondos a beneficio de la guardería infantil de Santa Escolástica. A pesar de que los granadinos solían volcarse en este tipo de obras benéficas, ese año hacía falta un empujón final para animar a la participación. Y el broche de oro que se eligió, lo protagonizó  Francis Dumont, un chico de veinticinco años y locutor de Radio Granada que, a pesar de su juventud, ya era todo un veterano de las ondas y un personaje muy querido en la ciudad. Nacido en Tánger, hijo de padre francés y madre malagueña, trabajaba como locutor desde los 13 años y en radio Granada participaba en los programas ‘La hora del Sol’, ‘Paréntesis romántico’, ‘La historia de una canción’ y ‘Dos manos sobre la mesa’. Francis se propuso batir el récord de locuacidad, que hasta la fecha, ostentaba un tal Thomas Choley. Para lograrlo, debía superar las 24 horas y 45 minutos hablando sin parar. Dumont se adueñó del micrófono instalado en la rifa benéfica el 10 de noviembre a las cinco de la tarde y continuó hablando 25 horas y cuarto sin interrupción.

Francis Dumont

Es una pena que la crónica publicada en el periódico sobre la hazaña no cuente de qué hablo el muchacho. Sí dice que la gente no paró de animarle durante el tiempo que duró la prueba, que dos importantes empresas se comprometieron a entregarle 5.000 pesetas si superaba las veinte horas de charla, 10.000 pesetas que consiguió y que el locutor entregó en la tómbola. También cuenta que no le faltaron espectadores, y que algunos le acercaban comida y bebida para que no desfalleciera en el intento. La gesta de Dumont en la Tómbola de la Caridad tuvo repercusión nacional. Quizás se haya olvidado aquel récord, oculto por la dilatada trayectoria profesional del locutor,  que hoy es recordado por el programa ‘La hora de los locos’, que emitía la SER, y en el que se inspiró Jesús Quintero para su ‘Loco de la colina, un hito en los programas radiofónicos nocturnos. Y los más jóvenes seguro que lo reconocen por su voz, la del gruñón del tío Phil en el doblaje del ‘El príncipe de Bel Air’.

Una multitud rodea la caseta de la Tómbola de la Caridad durante el récord de locuadidad. 12 de noviembre de 1963 Torres Molina. Archivo de IDEAL
Una multitud rodea la caseta de la Tómbola de la Caridad durante el récord de locuadidad. 12 de noviembre de 1963 Torres Molina. Archivo de IDEAL

Del ‘Cine Granada’ a la discoteca ‘Granada 10’

De salas de cine, a discotecas. Ese ha sido el destino de muchos de los locales de exhibición de la ciudad desde que se habla de crisis en la industria del cine. Pasó con el Príncipe, ha pasado con el multicines Neptuno, con el Aliatar, y pasó con el Cine Granada, protagonista de la efeméride que hoy ocupa esta sección.
Hace ahora treinta años, los propietarios de los pubs ‘Taifas’ y ‘Marylin’ se asociaron para remodelar y llevar la gestión del viejo cine de la calle Cárcel Baja. Adaptaron su uso a sala de fiestas, siguiendo el estilo de las macrodiscotecas tipo ‘Pacha’ de Madrid, o ‘La Paloma’ de Barcelona, que era lo que estaba más a la última en los primeros años de la década de los ochenta. La intención de los promotores con la reforma del edificio era devolver al local, que databa de los años 40, los elementos que fueron característicos en su origen y que, con el paso del tiempo, fueron desapareciendo, o estaban deteriorados. De las varias decenas de millones que supuso su remodelación y el equipo técnico de sonido e iluminación que requería la nueva sala, en la información que entonces publicó IDEAL se detalla que más de un millón y medio de pesetas se destinaron a la pintura en pan de oro del interior. En el proyecto que presentaron los futuros gestores, se aseguraba que en la reforma no se tocaría ni fachada, ni la decoración interior. Sí desapareció el patio de butacas que fue sustituído por plataformas de diverso nivel, que descendían a medida que se acercaba al escenario. En ellas se colocaron comodos sillones dorados de ‘skay’ alrededor de mesas. Se respetó la pantalla, y bajo ella, se colocó el escenario y la pista de baile.

Trabajos para desmontar el patio de butacas del cine Granada. Noviembre de 1983. González Molero/Archivo de IDEal
Trabajos para desmontar el patio de butacas del cine Granada. Noviembre de 1983. González Molero/Archivo de IDEal

El Cine Granada, propiedad de los empresarios del Olympia, abrió sus puertas en diciembre de 1945 con el estreno de la película ‘Edison el hombre’ protagonizada por Spencer Tracy. Era un amplio local de 700 butacas y decorado con un gusto exquisito, al estilo de los grandes salones de cine. En la planta superior instalaron un semicírculo de palcos y se invirtió en su construcción tres millones de pesetas. Al estreno acudieron, con invitación, las primeras autoridades granadinas y las señoras fueron obsequiadas con un ramo de flores.

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En aquellos años, su competencia era el teatro Cervantes, el Príncipe, el Olympia, el teatro cine Nacional, el Liceo de Granada y el Aliatar Cinema. Ofrecían tres sesiones, entre las cuatro de la tarde y las 10 y media de la noche, aunque un aviso publicado en este periódico recodaba al público que debido a las restricciones de energía eléctrica y a la escasez de carburante, las salas se veían obligadas a suspender algunas sesiones en determinados días de la semana, «por lo que se ruega al público en general que estén atentos a los horarios que se anunciarán diariamente en las carteleras de los respectivos cinematógrafos». En la pantalla del Cine Granada se proyectaron películas como ‘Dumbo’ (1946), ‘Bailando nace el amor’ con Fred Astaire y Rita Hayworth (1947), ‘Yo confieso’ de Montgomery Clift (1954), ‘Espartaco’ en 1961 o ‘Casablanca’ (en 1966). El domingo 6 de noviembre de 1983, el Granada se despedía con el estreno de comedia italiana ‘Culo y camisa’, y unos días más tarde se anunció su reconversión en discoteca.
El 1 de febrero de 1991, volvía a abrir sus puertas como cine en las horas que no se ocupaba como sala de fiestas. El Príncipe se cerró 1987. Poco después lo hizo el Alhambra, y el Granada 10, junto al Aliatar, tomaron el relevo de exhibir en sus pantallas películas de autor. ‘Átame’ de Pedro Almodóvar, fue la cinta programada para su estreno.

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Para entonces quedaban en la ciudad el Madrigal, los multicines Centro y el Astoria, que se había recuperado para el cine comercial tras varios dedicado al cine X. El ‘Granada 10’ puso en 2007 su particular ‘The end’. Poco después cerró el Aliatar. Ambos habían sobrevivido al vídeo, a la ferocidad del top manta, al Emule… pero no pudieron con el Kinépolis que llegó en 2004. Muchos lo echamos de menos y eso que la calidad de la imagen y el sonido estaba muy lejos de la perfección del HD o el 3D, o el Dolby ‘nosequé’… Entrar en la sala del Granada 10 y acomodarte en uno de esos dorados sillones despertaba un sentimiento romántico que no se definían con siglas.

Cuando Lou Reed sonrió en la casa de Lorca

El cantante norteamericano Lou Reed durante el concierto que ofreció en  el Palacio de Congresos de Granada para presentar su disco 'NYC Man: The collection'. 8 de juli de 2003 Ramón L. Pérez/Archivo de IDEAL

 

El cantante norteamericano Lou Reed ha muerto a la edad de 71 años. Yo no fui una de las afortunadas en disfrutar de aquel concierto que ofreció en la Huerta de San Vicente, pero seguro que fue inolvidable. Aquella noche del 1 de octubre de 1998, Lou Reed se emocionó y emocionó a los trescientos afortunados que le escucharon. Preocupado por el limitado número de espectadores de tan especial auditorio, el músico se ofreció a dar un concierto más al día siguiente abierto a todo el que le quisiera escuchar, pero su equipo lo descartó pues suponía un gasto extra. Esta fue la crónica que publicó IDEAL el día del concierto. Cuentan que le vieron sonreir y que el músico demostró su interés de empaparse del espíritu lorquiano. 

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En el año 2003, Lou volvió, esta vez al palacio de Congresos, para presentar su último álbum ‘NYC Man: The collection’.

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Recuerdos de Manolo Escobar en Granada

El 1 de abril de 1982 el cine Aliatar acogía el estreno de la película ‘Todo es posible en Granada’. Allí acudió su protagonista, Manolo Escobar, que unas horas antes recibía a los periodistas en el gran balcón del hotel Alhambra Palace que había servido de plató en el rodaje de esta película. Manolo reconoció a la prensa que vive de la canción, pero que su auténtica afición era la pintura y que sentía predilección por los granadinos José Guerrero, Manuel Ángeles Ortiz, López Mezquita o Manuel Rivera.

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Al llegar al cine, una aglomeración extraordinaria de público recibió al cantante que firmó autógrafos en el hall de la sala. Reconoció haber rodado la película porque «Granada es una de las ciudades más importantes cinematográficamente por su historia, su arte y sus paisajes». El actor siempre había demostrado su predilección por la ciudad. En 1973, el redactor de IDEAL Antonio Ramos le hizo una íntima entrevista en la que el cantante se dejó fotografiar en un camerino con vistas al Darro mientras se preparaba para salir al escenario del Paseo de los Tristes en un concierto de las fiestas del Corpus. Ofreció un amplio recital con toda la antología de su repertorio, muchas canciones conocidas y populares y atendió a las peticiones de algunos espectadores que no le dejaban bajar del escenario. ‘Manolo I de España y V de Alemani’a, le llamaba el compañero Ramos, porque ‘su carro’, ‘su cortijo’ y demás arreos camperos sonaban en las casas de todo el país y en los transistores y tocadiscos de los que emigraron. «¿Hasta cuánto?», le preguntó el periodista, «Maurice Chevalier murió con más de ochenta años, y cantando. Picasso la noche antes de morir estuvo pintanto. Quisiera llegar a esos extremos»

Manolo Escobar se prepara para el concierto que ofreció en el Paseo de los Tristes. Julio de 1988. Alfredo Aguilar
Manolo Escobar se prepara para el concierto que ofreció en Motril. Julio de 1988. Alfredo Aguilar

 

En Motril, en el 88, subió al escenario en medio de un gentío que le aclamaba y protegido por varios policías. Parecía inmortal «será porque soy gitano y llevo sangre de reyes en la palma de mi mano» dijo al redactor de IDEAL Juan Jesús Hernández mientras cantaba a su público hombres y mujeres que suspiraban por él hacía más de veinte años cuando le veían en los cines de verano, junto a Conchita Velasco mientras tarareaban en la cocina «Qué viva España» o «Tres Amores».

 

En un concierto en Loja. Agosto de 1991. González Molero/IDEAL
En un concierto en Loja. Agosto de 1991. González Molero/IDEAL

El Bueno, el Feo y el Malo

El guionista de «La muerte tenía un precio»

El compositor de «La muerte tenía un precio»

Los actores de «La muerte tenía un precio»

y el magistral director de «La muerte tenía un precio»… Así anunció el Palacio del cine el estreno de «El bueno, el feo y el malo»

Bueno_feo_MaloOctubre de 1968

 

«Diamante Negro» toma la alternativa

Tras 51 años, la plaza de toros de Granada volvía a acoger el «doctorado» de un torero. El protagonista fue el venezolano Luis Sánchez Olivares, más conocido por «Diamante Negro». Eligió Granada porque aquí había triunfado como novillero en los festejos del 12 de octubre de 1947 y en el Corpus de aquel año. Su debut, de manos de Paco Muñoz y con Manolo González como testigo, fue triunfal. Se convirtió en el segundo matador de toros de Venezuela con alternativa en España y la suya fue la primera que tenía como escenario el coso granadino desde que en 1897 lo hiciera «Guerrerito». «Diamante Negro» encandiló a los aficionados con su estilo juvenil, ágil y simpático y se convirtió en un héroe. No podía pasear por Granada sin que la gente de abalanzara sobre él, le pidiera un autógrafo o, simplemente, le tocara.

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Los 35 años del Auditorio Manuel de Falla

Se inauguró el sábado 10 de junio de 1978. Diseñado por José María García Paredes, sobrino político de Falla, se construyó en tiempo récord y su espléndida sala de conciertos se consideró una de las mejores de Europa.

Auditorio Manuel de Falla

La Orquesta Nacional dirigida por Antoni Ros Marbá, interpretando la música de Manuel de Falla estrenó el auditorio. Al acto acudió el ministro de Cultura, Pio Cabanillas y la duquesa de Alba.

Inauguración del Auditorio Manuel de Falla

El Auditorio empezó a acoger actividades no sólo del Festival de Música sino que se utilizó en numerosas ocasiones para las representaciones del desaparecido Festival Internacional de Teatro de Granada. Por sus salas comenzaron a aparecer las figuras del momento con conciertos memorables, con una programación para el centro cultural diseñado por quien fue su primer director, Antonio Navarro Linares. Esto no evitó, como recuerda el crítico y periodista José Luis Kastiyo, que nada más y nada menos que a un concierto de Zubin Mehta «sólo asistieran tres filas de público», comentó.

El lunes 11 de agosto de 1986 el Auditorio es destruido por un incendio, que posteriormente se demostró que había sido intencionado.

Incendio en el Auditorio Manuel de Falla

Se reinauguró en 1987 con un concierto de la Orquesta de la RTVE dirigido por Miguel Ángel Gómez Martínez y con la participación de la pianista Maribel Calvín.