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La Acera del Darro va tomando forma

Este recorte de IDEAL tiene 55 años. Se publicó el 8 de noviembre de 1959, durante las obras de reforma del Embovedado. La calle poco a poco iba adoptando la fisonomía que conocemos en la actualidad. Pero no se pierdan el textito que acompaña a la fotografía, que describe muy bien cómo era y cómo latía la céntrica vía.

 

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Andar por casa

La Fuente de las Batallas en una imagen de principios del siglo XX. Torres Molina/Archivo de IDEAL
La Fuente de las Batallas en una imagen de principios del siglo XX. Torres Molina/Archivo de IDEAL

En los años 70, IDEAL publicaba una interesantísima sección en la que el fotógrafo Torres Molina, el redactor Manuel Gómez Montero y el dibujante Martín Morales unían sus artes para mostrar el pasado, presente y futuro de Granada. Con nostalgia e ironía daban un repaso a imágenes de la ciudad que quedaron en el recuerdo de los que las conocieron; a su presente, que vivían rodeados de tráfico y ruido; y a un futuro (el que vive nuestra generación) que, en muchos casos Martín Morales imaginaba muy parecido al que nos ha tocado vivir.
Un ejemplo de los temas que se abordaban en esta sección es el tríptico de imágenes que acompaña este artículo. Puerta Real, con la Acera del Casino, el Embovedado, el arranque hacia la Acera del Darro (en los 70 avenida de José Antonio) y la Carrera del Genil. En el pasado, el túnel que cubre el Darro terminaba en la misma Puerta Real para seguir descubierto hasta su unión con el Genil. En octubre de 1939 se dieron por concluidas las obras de cobertura del río entre el Puente de Castañeda y su desembocadura. El Embovedado en el tramo de Reyes Católicos y Castañeda se acabó en 1884, con la ‘panza’ que impedía ver un cuerpo completo de una persona desde la Acera del Casino a la del Darro. En el 40, se presentó un ambicioso proyecto de reforma de la zona. Los trabajos terminaron hacia el 43. Se colocó la Fuente de las Batallas, hasta entonces situada entre los paseos de la Bomba y el Salón en una rotonda donde daban la vuelta las líneas del tranvía. ‘Tontódromo’ oficial de las parejas en los años 50, en los 70 la calzada lucía amplia, con sus jardincillos que sorteaban los peatones al cruzar y su ‘estación de tranvías’ junto a la Fuente.

Tráfico en la Fuente de las Batallas en una imagen de septiembre de 1970. Torres Molina/Archivo de IDEAL
Tráfico en la Fuente de las Batallas en una imagen de septiembre de 1970. Torres Molina/Archivo de IDEAL

El pilar se ‘mudó’ unos metros cuando se construyó el aparcamiento en 1991.
Para el futuro, Martín Morales imaginó la mejor parada para un telesilla al Pico del Veleta.

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Adiós al viejo «Rastro»

Era un recinto casi oculto, pero estaba en el corazón de la ciudad. El castizo Rastro granadino, que en sus tiempos estaba junto al descubierto río Darro, tenía un patio interior parecido al de una corrala. Una balaustrada jalonaba la fachada del piso alto, ocupado por viviendas, donde antaño las vecinas tendían la ropa mientras canturreaban. En la parte baja, aún podía sentirse el martillear de los forjadores en sus fraguas artesanas. Pero lo que un día fue orgullo de sus ocupantes, había llegado a ser un montón de ruinas y un borrón negro en la fisonomía de una ciudad que quería rejuvenecerse a golpe de piqueta. Además, el derribo de aquellas casuchas solucionaría la ordenación de la Acera del Darro, una de las vías más importantes de acceso a Puerta Real. «La inexorable ley de vida, por una parte y las necesidades viarias de nuestra rejuvenecida urbe por otra, han venido a dar al traste con la caduca y cochambrosa existencia del castizo Rastro granadino, señor un día de la Carrera de la Virgen, con su abigarrado colorido y sones de vecinas». Por otro lado, el vetusto inmueble era un «estorbo para las riadas de vehículos que Granada atesora ya», comentaba la crónica publicada en este diario.

Imagen del interior del Rastro de la Carrera de la Virgen de Granada. Octubre de 1968. Torres Molina/Archivo de IDEAL
Imagen del interior del Rastro de la Carrera de la Virgen de Granada. Octubre de 1968. Torres Molina/Archivo de IDEAL

Se iba a urbanizar y pavimentar «la que ha de ser hermosa y tan céntrica vía que el feo nombre de Acera del Darro lleva y la presencia de esta anciana edificación había de ser eliminada, porque, otra razón más y desde el punto de vista municipal más poderosa, estaba fuera de línea», continúa la crónica publicada en este diario el 19 de octubre de 1968.
Aquel recinto, que había sido parada de ‘La Motrileña’ y había acogido un ‘circo gallista’, estaba todavía ocupado cuando se proyectó su demolición en octubre de 1968. Entre sus inquilinos había un taller de soldadura, la oficina de la línea de viajeros Granada-Dílar y un tapicero que antes había trabajado en las diligencias y que nació en el Rastro.
Inicio de los trabajos de demolición del Rastro de Granada. Octubre 1968. Torres Molina/Archivo de IDEAL
Inicio de los trabajos de demolición del Rastro de Granada. Octubre 1968. Torres Molina/Archivo de IDEAL