Fiestas del Corpus de 1932.
El 25 de mayo, la Tarasca, con un elegante vestido color marrón con volantes, guantes y sombrero, anunciaba las fiestas.
Unas fiestas que, como cada año, sacaban a la ciudad de la monotonía. En el Corral del Carbón se inauguró la exposición de Industrias Hispano Árabes y el Casino Cultural abrió al público una exposición de obras de Jorge Apperley. Gitanillo y Maravilla triunfaron en la novillada. El Centro Artístico organizó sin mucho éxito una verbena en el palacio de Carlos V a beneficio de la Asociación Granadina de la Caridad, pero el jueves hizo mala noche y no subió mucha gente.
Otra novedad de esas fiestas fue la visita del Jalifa y su séquito, que fueron agasajados por las autoridades granadinas. Se los llevaron a los toros, a la Alhambra, comieron sin parar, subieron a la Sierra… «Que me busquen en Granada si alguna vez me pierdo» dijo el Jalifa a IDEAL.
Entre las actividades que se programaban, las que más llamaban la atención entre el público eran las pruebas aéreas que se celebraban en el Aeródromo de Armilla. Ese año 1932 tuvo lugar el primer concurso de vuelo sin motor y allí ocurrió la desgracia.
Durante una de las pruebas preparatorias del certamen, el avión que pilotaba José Luis Albarrán Reyes, un aparato sin motor «Zooling», sufrió un accidente. En un momento de la exhibición, cuando volaba a una altura de noventa metros, el planeador se dio la vuelta, cabeceó unos instantes y cayó en picado. El piloto fue trasladado a la Casa de Socorro donde murió horas después.
Albarrán era un pionero de los vuelos sin motor en España. Junto con el capitán Mas Gamide, habían sido los primeros pilotos del país en conseguir un título oficial de vuelo a vela y era prácticamente el único profesor de esta especialidad en el país.
Cuando murió tenía 33 años y planeaba casarse en una semana.