Además de las procesiones, otra de las distracciones de la Semana Santa granadina de 1968 fue ‘El Marranito’, pero que no se me ofenda nadie. Un grupo de chicos presumía, calle arriba, calle abajo, del coche que se acababan de comprar entre todos: un Opel descapotable de 1935 matrícula de Segovia 1485. Como era un poco ‘tozudo’, arrancaba cuando quería y había que darle unos cuantos empujones para ponerlo en marcha, decidieron llamarlo ‘El Marranito’ y pintar este nombre en la chapa del coche para que todos lo conocieran por su apelativo. Les costó mil duros y gastaba «un río de gasolina» pero sus orgullosos propietarios aseguraban que había subido a siete al Veleta y que pensaban llegar con él a Lisboa para sorprender a la novia portuguesa de uno de los amigos. Estos arriesgados estudiantes granadinos eran Antonio López Rubio, Tomás Liñán Tejada y Francisco Rodríguez Ruiz.