El recuerdo de las noches de música y teatro del Corpus, del que ya hablé en un post anterior, recuperaba la figura de Miguel Fleta, un tenor lírico aragonés muy conocido a principios del siglo XX que pisó los escenarios granadinos en numerosas ocasiones y me ha venido a la memoria un artículo de Juan Bustos publicado en IDEAL (8 de diciembre de 1997) en el que contaba una preciosa anécdota del cantante en Granada.
Era conocido -asegura Bustos- que Fleta descuidaba su salud y su garganta (su carrera artística fue corta. Murió joven, con 40 años en mayo de 1938 casi sin voz). Una vez, se subió a cantar a la Torre de la Vela y pidió a sus amigos que le escucharan desde el mirador de San Nicolás, adonde llegó, en el silencio de las noches granadinas de aquellos tiempos la fabulosa voz del tenor, atenudada por la distancia, pero con la claridad suficiente como para emocionar a todos.
Rigoleto, Tosca, Aida, Turandot… el Teatro Real, la Scala de Milán, los mejores teatros de América Latina…Fleta, el humilde cantante de jotas convertido en el tenor español más famoso del mundo, comenzó a cantar zarzuela cuando su voz, antes cálida y aterciopelada, comenzó a fallarle. Murió en mayo de 1938. En el mes de abril, este periódico anunció una actuación benéfica en Granada que no llegó a celebrarse: sería en el Teatro Cervantes a beneficio de la obra social del «Auxilio de Invierno».