En la calle Ballesteros de Granada, los aspirantes a maestros intentaban dar clase en unas instalaciones que se habían quedado pequeñas hacía mucho tiempo. El director de la escuela, Antonio Escribano, intentaba una y otra vez que alguien atendiera a la necesidad, cada vez más urgente, de construir un nuevo edificio para dar las clases. Afortunadamente se cruzó en su camino Pascual Nácher, que desde la dirección de Primera Enseñanza presionó para que el deseo de Escribano fuera una realidad. Tras descartar la rehabilitación de la casa denominada «Mozo de Mulas» para acoger la sede de la escuela, el Ayuntamiento ofreció dos solares: uno, en el Paseo de los Tristes y el segundo, donde finalmente se construyó y que se encontraba cerca del Instituto General y Técnico (hoy Padre Suárez), de las Facultades y de algunos acreditados colegios como el de ‘Jesús Nazareno’, el de la ‘Purísima’ y el ‘Sagrado Corazón’  . Las obras comenzaron en 1923 y se dedicó una primera partida de 700.000 pesetas. Se encargaron al arquitecto Antonio Flores, al que se le pagó en ocho mensualidades para evitar que el proyecto de construcción se desvaneciera por la escasez de dinero. Cuando se inauguró el centro, se había ‘comido’ dos millones y medio de pesetas.

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En esta página de IDEAL, publicada el 1 de octubre de 1933 (el día de su inauguración), se describe el flamante edificio. Por ejemplo, las dos largas galerías de la planta baja dedicadas a los ejercicios gimnásticos y que dan a la fachada de Gran Vía; el piso principal, dedicado a la Escuela Normal, con el magnífico Salón de Actos, de estilo neoclásico inspirado en el palacio de Carlos V con capacidad para 280 espectadores y en el que se pretendía instalar un teatrillo infantil, una pantalla cinematográfica y una estación de radio. O el aula de Dibujo, a cargo de Hermenegildo Lanz, quien se ocupó también del mobiliario que diseñó en unos cuarenta metros de papel y fue realizado por los obreros del Sindicato de Madera.

Eso sí, la construcción de la escuela destrozó los jardines del Triunfo. Solo quedó la imagen de la Inmaculada sobre su histórica columna y rodeada de flores que la voluntad del barrio procuraba sostener. En los años 60 se trasladaría el monumento al lugar que hoy ocupa.
Tras más de diez años de obras, el edificio se alzaba majestuoso en la Gran Vía. El propio presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, asistió a su inauguración en una jornada en la que también acudió a la apertura del curso académico de la Universidad (en la que pronunció un emotivo discurso en el que recordó sus años de estudiante en la Facultad de Derecho, a sus profesores y a Andrés Manjón) y a Sierra Nevada, donde inauguró el albergue de los Peñones de San Francisco.

 

Guardias de Asalto junto a la flamante Escuela Normal./ Archivo de IDEAL
Guardias de Asalto junto a la flamante Escuela Normal./ Archivo de IDEAL

En 1989 la Junta de Andalucía y la Universidad firmaron un convenio de intercambio que cede el edificio al gobierno andaluz y en 1992 comenzaron las obras para instalar allí su sede. La historia se repitió y de nuevo hubo que esperar más de diez años para volver a ver el edificio ocupado, en concreto hasta noviembre de 2003. Su rehabilitación costó unos 18 millones de euros.