El 1 de abril de 1982 el cine Aliatar acogía el estreno de la película ‘Todo es posible en Granada’. Allí acudió su protagonista, Manolo Escobar, que unas horas antes recibía a los periodistas en el gran balcón del hotel Alhambra Palace que había servido de plató en el rodaje de esta película. Manolo reconoció a la prensa que vive de la canción, pero que su auténtica afición era la pintura y que sentía predilección por los granadinos José Guerrero, Manuel Ángeles Ortiz, López Mezquita o Manuel Rivera.

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Al llegar al cine, una aglomeración extraordinaria de público recibió al cantante que firmó autógrafos en el hall de la sala. Reconoció haber rodado la película porque «Granada es una de las ciudades más importantes cinematográficamente por su historia, su arte y sus paisajes». El actor siempre había demostrado su predilección por la ciudad. En 1973, el redactor de IDEAL Antonio Ramos le hizo una íntima entrevista en la que el cantante se dejó fotografiar en un camerino con vistas al Darro mientras se preparaba para salir al escenario del Paseo de los Tristes en un concierto de las fiestas del Corpus. Ofreció un amplio recital con toda la antología de su repertorio, muchas canciones conocidas y populares y atendió a las peticiones de algunos espectadores que no le dejaban bajar del escenario. ‘Manolo I de España y V de Alemani’a, le llamaba el compañero Ramos, porque ‘su carro’, ‘su cortijo’ y demás arreos camperos sonaban en las casas de todo el país y en los transistores y tocadiscos de los que emigraron. «¿Hasta cuánto?», le preguntó el periodista, «Maurice Chevalier murió con más de ochenta años, y cantando. Picasso la noche antes de morir estuvo pintanto. Quisiera llegar a esos extremos»

Manolo Escobar se prepara para el concierto que ofreció en el Paseo de los Tristes. Julio de 1988. Alfredo Aguilar
Manolo Escobar se prepara para el concierto que ofreció en Motril. Julio de 1988. Alfredo Aguilar

 

En Motril, en el 88, subió al escenario en medio de un gentío que le aclamaba y protegido por varios policías. Parecía inmortal «será porque soy gitano y llevo sangre de reyes en la palma de mi mano» dijo al redactor de IDEAL Juan Jesús Hernández mientras cantaba a su público hombres y mujeres que suspiraban por él hacía más de veinte años cuando le veían en los cines de verano, junto a Conchita Velasco mientras tarareaban en la cocina «Qué viva España» o «Tres Amores».

 

En un concierto en Loja. Agosto de 1991. González Molero/IDEAL
En un concierto en Loja. Agosto de 1991. González Molero/IDEAL