El debut de Juanita de la Cruz, pionera del toreo femenino español, en el coso del Triunfo el 5 de mayo de 1935, fue el acontecimiento taurino del año. Las crónicas cuentan que la expectación que produjo en la ciudad fue «grandiosa».
En casi todos los comercios del centro se colocaron fotografías de la joven artista, se colgó el cartel de ‘no hay billetes, y quizás fue este interés el que animó finalmente al gobernador autorizar la corrida, a pesar de que el reglamento dejaba claro que las mujeres no podían participar en festejos taurinos.
Aquella tarde de domingo «vimos la expectación hecha arte, elegancia, valor y genio» cuenta IDEAL. Hacía años que el coso granadino no había oído una ovación clamorosa, rabiosa y fuerte, de las «que obliga a levantarse de los asientos a los públicos, y que pone exclamaciones de asombro y júbilo en la boca de los aficionados», continúa el redactor. Con un traje de luces de falda pantalón de plata y seda «que llevaba con airoso donaire la señorita torera», Juanita Cruz sonreía al peligro. Comenzó la faena con un pase de pecho «mandón y ceñido», y con un pinchazo bueno seguido de una estocada hasta la gamuza que arrancó enardecidos aplausos. Hubo ovación, dos orejas y vuelta al ruedo. Le acompañó, Joselito de la Cal que se llevó dos y un rabo.
Juanita Cruz, que había nacido el 12 de febrero de 1917, se presentaría en Las Ventas en abril del 36. Se exilió con la Guerra Civil y, con la llegada de la Dictadura, y la prohibición de torear a las mujeres, se acabó su carrera en España. En el 38 hizo el paseíllo en México y murió en Madrid en el 81.