Bajo el titular ‘Recogida de folletos pornográficos’, el IDEAL del 3 de agosto de 1932 informó sobre la orden del teniente de Seguridad de la ciudad de la retirada de novelas eróticas que se podían adquirir en los quioscos de plaza Nueva, Gran Vía, plaza de la Trinidad y Puerta Real. En total, la Policía se incautó de 296 publicaciones (el redactor no dio sus títulos). En el quiosco de Puerta Real, contaba la crónica del suceso, Isidro Burgos, hermano del dueño del establecimiento, intentó evitar el embargo. Se reveló contra la autoridad y, mientras gritaba «si era eso la libertad», fue llevado a comisaría por el cabo y los guardias Antonio Porras, José Mármol y Andrés Ferrer. Pero este no era el único problema que preocupaba esos días de caluroso verano a los granadinos.
El pan casero subió hasta los 55 céntimos y el pan blanco, hasta los 62,50.
Por otro lado, los obreros mineros que trabajaban en la canalización de agua potable de la Sierra se reunieron con el alcalde para protestar por la amenaza de cancelación de la obra, ya que el municipio había dejado de pagar al contratista. Los trabajadores aportaron dos soluciones: estaban dispuestos a cobrar la mitad del jornal, o a cobrar en especie por valor de la mitad de su salario y que retirarían diariamente de un economato hasta que el Ayuntamiento abonase la cantidad que debía. A pesar del sacrificio que estaban dispuestos a hacer los trabajadores, el contratista se negó a aceptarlo.