Así estaba la Acera del Casino tal día como estos de agosto de hace 25 años. En 1992 terminó una de las más ambiciosas obras de remodelación del centro de la ciudad. Tres cuartas partes del espacio público de Puerta Real se convirtieron en peatonal, se ensanchó la Acera del Casino y del Darro, se desplazó la Fuente de las Batallas al interior del área no abierta al tráfico y se construyó el parking subterráneo. Las obras, proyectadas bajo el gobierno de Antonio Jara, comenzaron en 1990 y las inauguró Jesús Quero, con Manuel Pezzi al mando de la delegación de Urbanismo, en septiembre de hace 25 años.
En los años 70, IDEAL publicaba una interesantísima sección en la que el fotógrafo Torres Molina, el redactor Manuel Gómez Montero y el dibujante Martín Morales unían sus artes para mostrar el pasado, presente y futuro de Granada. Con nostalgia e ironía daban un repaso a imágenes de la ciudad que quedaron en el recuerdo de los que las conocieron; a su presente, que vivían rodeados de tráfico y ruido; y a un futuro (el que vive nuestra generación) que, en muchos casos Martín Morales imaginaba muy parecido al que nos ha tocado vivir.
Un ejemplo de los temas que se abordaban en esta sección es el tríptico de imágenes que acompaña este artículo. Puerta Real, con la Acera del Casino, el Embovedado, el arranque hacia la Acera del Darro (en los 70 avenida de José Antonio) y la Carrera del Genil. En el pasado, el túnel que cubre el Darro terminaba en la misma Puerta Real para seguir descubierto hasta su unión con el Genil. En octubre de 1939 se dieron por concluidas las obras de cobertura del río entre el Puente de Castañeda y su desembocadura. El Embovedado en el tramo de Reyes Católicos y Castañeda se acabó en 1884, con la ‘panza’ que impedía ver un cuerpo completo de una persona desde la Acera del Casino a la del Darro. En el 40, se presentó un ambicioso proyecto de reforma de la zona. Los trabajos terminaron hacia el 43. Se colocó la Fuente de las Batallas, hasta entonces situada entre los paseos de la Bomba y el Salón en una rotonda donde daban la vuelta las líneas del tranvía. ‘Tontódromo’ oficial de las parejas en los años 50, en los 70 la calzada lucía amplia, con sus jardincillos que sorteaban los peatones al cruzar y su ‘estación de tranvías’ junto a la Fuente.
El pilar se ‘mudó’ unos metros cuando se construyó el aparcamiento en 1991.
Para el futuro, Martín Morales imaginó la mejor parada para un telesilla al Pico del Veleta.
El 15 de junio de 1958, el servicio de Correos y Telégrafos de Granada comenzó a prestarse desde el flamante edificio alzado en Puerta Real.
Atrás quedó el viejo y angosto inmueble de la calle Reyes Católicos, frente a la Gran Vía, que había prestado este servicio desde hacía más de cincuenta años, cuando se trasladó desde la plaza del Carmen esquina con la calle Navas. En 1908 el gobierno de Antonio Maura formuló un ambicioso proyecto de reorganización del servicio de Correos en el que se planteaba la necesidad de la construcción de nuevos edificios.
Las Juntas locales constituidas a tal efecto en todas las capitales de provincia, mandaron al gobierno las propuestas de solares donde podrían ser levantados. En Granada se ofrecieron dos solares, uno, en la esquina de Zacatín, donde se estableció más tarde el Banco Hispano, el segundo, donde se alzó el Instituto Nacional de Previsión. Entonces se calculó que el coste de la nueva sede, incluida el solar, sería de unas 400.000 pesetas. El proyecto se fue abandonando hasta que años después compró un edificio de la calle Duquesa que nunca llegó a ocupar y que más tarde sería la Comisaría. Años estuvo dando vueltas la búsqueda de una nueva ‘casa’. Hasta se le dedicó una caroca:
“Por fin se pudo encontrar
Solares que no son feos
Muy cerquita de Alfacar,
Para poder instalar
Nuestra casa de Correos”
Como los servicios que ofrecían iban en aumento, los departamentos de Giro y Caja Postal de Ahorros pasaron a los bajos del Banco de Bilbao, y más tarde, a un piso del edificio del Instituto Nacional de Previsión. El negociado de Impresos, con paquetes postales, paquetes-muestra, etc… que por el volumen de envíos no cabían en el viejo local de Reyes Católicos (además, una plaga de ratas provocó importantes daños en los paquetes), pasó a la calle Ballesteros, esquina a la Plaza de los Tiros.
Por último, recuerda IDEAL en su ejemplar del 15 de junio de 1968, antes de decantarse por la ubicación que ahora ocupa, se presentó un proyecto para que el edificio fuese erigido en la calle Reyes Católicos, a continuación de Telefónica.