Probó el típico plato en el restaurante Los Manueles

En enero de 1982, Don Juan Carlos y Doña Sofía, acompañados por las infantas Elena y Cristina (el príncipe se quedó en Madrid estudiando para recuperar unas asignaturas), pasaron unos días en Sierra Nevada. El último día de sus vacaciones el mal tiempo obligó a cerrar la estación y la familia bajó a Granada para comer en Los Manueles. Aparcaron el todoterreno que conducía Don Juan Carlos en la Plaza del Carmen y, como unos turistas más, caminaron hasta el restaurante que les había preparado una salita privada para un almuerzo tranquilo. Eligieron unos aperitivos de jamón, consomé con huevo, habas, ensaladas y tortilla del Sacromonte. Ángel de la Plata, propietario del bar, advirtió al Rey: «Majestad: le voy a servir una tortilla del Sacromonte como dicen que se tiene que hacer y otra como la hacemos aquí». La tradicional incluía entre sus ingredientes sesos y criadillas. Había incluso quien le añadía el tuétano del hueso y riñones. Al Rey no le gustó mucho esta especialidad, pero la anécdota fue muy comentada en Granada y la tortilla del Sacromonte se puso de moda durante unos días. Gómez Montero dedicó su sección ‘Andar por Casa’ a los mejores bares de Granada donde degustar la auténtica tortilla del Sacromonte: El Cunini, Los Mariscos, Los Leones… Recopiló opiniones y recetas. Siempre ha sido un plato fuerte, pero al eliminarse algunos ingredientes para hacerla más ligera se convirtió en lo que en muchos sitios se conoce como la ‘tortilla paisana’. Gómez Montero recordaba en su columna que el cocinero que mejor las hacía era ‘El Titos’, que las guisaba en la Abadía del Sacromonte para el Cabildo y el Ayuntamiento durante la festividad de San Cecilio, y que daba clases en la Escuela de Hostelería sobre cocina tradicional granadina. También recordó al mejor ‘catador’, el periodista Narciso de la Fuente.
Los Reyes se marcharon de la ciudad tras tomar el café con agentes de la Policía municipal en el Ayuntamiento.