Juan Jesús Hernández
Los estrategas de la cosa política en el Ministerio de Fomento, o del Gobierno, no están finos. En un alarde de oportunidad y conocimiento absoluto de la realidad y la actualidad granadina han decidido que la ministra Ana Pastor acuda mañana a Granada para visitar las obras de la A-7 en la Costa y que hable allí de las obras de la autovía. Mal no está dar la cara por un proyecto que se ha eternizado y acumula retraso sobre retraso, pero estaría mejor que la ministra de Fomento visitase la capital para zanjar el debate sobre la ubicación definitiva de la estación sobre el AVE en Granada y sobre la variante de la línea de alta velocidad a su paso por Loja, asuntos que no parecen menos urgentes y trascendentes. En Granada se espera a la ministra de Fomento con la misma ilusión que a Mister Marshall en Guadalix de la Sierra, pero no será así y los ‘asesores’ o la propia ministra han decidido viajar a la Costa de Granada para hablar de la A-7 y, cuando se le pregunte por el asuntillo de la estación del AVE, decir que el proyecto sigue en estudio y que pronto habrá una solución, que es lo que ha dicho en los últimos meses, justo desde que el gobierno municipal del alcalde José Torres Hurtado entró en Fomento como elefante en cacharrería con la propuesta alternativa de construir la futura estación en Cerrillo de Maracena y dejar para pisos, o lo que sea, la actual estación de Andaluces. Y mientras que corran los meses y los años y que los granadinos sigan a la gresca hasta que se cansen. Es posible que la ministra haya decidido visitar la Costa para dar su decisión definitiva sobre el AVE. Es posible, sí, pero no estoy convencido de ello.
Lo dijo el sabio: si hay que ir se va, pero ir para ‘na’ es tontería.