Hablo de memoria pero el Granada ha empezado en Marbella su quinta concentración antes de enfrentarse a un partido importante y el de esta semana frente al Rayo Vallecano lo es, pero también lo era el pasado frente al Sevilla en el que ‘empatamos’ a dos goles, y otros antes en los que perdimos los puntos y, a veces, la cara. Y si se pasan la temporada de concentración en concentración lo que me pregunto es qué desconcentra tanto a los jugadores granadinos, profesionales de Primera División que por lo general tienen buenos sueldos y, además, los cobran, algo que no coincide en todos los casos ni el mundo del deporte ni en otros muchos ámbitos laborales. ¿En dónde tienen la cabeza estos chicos que necesitan de tantas llamadas al orden y terapias reparadoras de la idea de grupo?
No me parece mal que el club organice esta especie de ‘ejercicios espirituales’ en los que se limpien los karmas negativos y se reflexione sobre lo trascendente de que un equipo trabaje y funcione con mentalidad de equipo, y se luche por el buen nombre de un club que habitualmente responde bastante mejor de lo que lo hacen muchos de sus empleados de campo y cumple mejor con la afición de lo que lo hacen sus ídolos rojiblancos.
Como de tantas cosas, de fútbol tampoco sé, pero sí entiendo de sensaciones y sé de aquello que me inspira o no la confianza de creer, con el riesgo que eso tiene de equivocarse una y otra vez, y con los rojiblancos siempre me queda la duda, en realidad muchas dudas, de si funcionan como un grupo coral que se mueve en la misma dirección y con los mismos objetivos o es la suma de excesivas individualidades y el resultado de los que cumplen pero no se entregan a muerte ni por el escudo, ni por la afición ni por el club. Los hay que sí y los aficionados lo saben, pero los hay que no y si a eso se añade que el porcentaje de acierto en la portería contraria (en la nuestra es otra cosa) similar a de una escopetilla de plomos en una feria de pueblo, es que dan ganas de llorar.
En muchos de los partidos siempre me queda la sensación de que se podía haber hecho algo o mucho más, de que faltó algo o mucho más que sí parecen tener claro otros equipos de su nivel. No pienso ni por un instante en la posibilidad de perder la categoría y quiero creer que salvaremos la temporada sin necesidad de la agonía cardiaca del año pasado, sin ir más lejos, pero creo que la calidad de esta plantilla tenía más recorrido del que finalmente ha cubierto y ello, quizás, por falta de concentración. Me refiero a la mental, no a la de Marbella.