¿Y si no se hace la foto del niño ahogado?

Permítanme, amigos lectores, que en este retorno septembrino les traslade algunas preguntas que me he planteado al hilo de la actualidad. ¿Qué hubiera pasado de no haber una fotorreportera en la playa turca donde pereció el niño sirio? Posiblemente no se hubiera producido el aldabonazo en muchas conciencias de lo que supone el éxodo de refugiados que huyen de un país en guerra. Un drama que dura años, que afecta a decenas de miles de víctimas inocentes, de los que la mitad son niños. Por desgracia no es el primero que muere en similares circunstancias, pero en esta ocasión la imagen ha obligado a nuestros ojos a ver y sentir con el corazón. Es el gran valor del periodismo como elemento imprescindible en la sociedad. Su labor de denuncia tiene como objetivo poner en evidencia las carencias que impiden un mundo mejor y más justo. Algunas autoridades se han pronunciado con declaraciones de buenas intenciones, ¿pero hará algo la ONU, la Unión Europea, nuestros gobiernos o cada uno de nosotros para favorecer la situación de estos refugiados?

Metidos ya en la campaña catalana, la decisión del Partido Popular de un cambio legislativo para que las sentencias del Tribunal Constitucional se cumplan me ha planteado otra duda que me sobrecoge seriamente. Es saber si hasta ahora uno podía pasarse por el arco las decisiones de este organismo, porque mal lo habrían hecho todos los anteriores gobiernos si no han sido capaces de evitarlo. No se si llega tarde o existen medios legales que no se han utilizado, pero otra cosa es que se haya tomado una decisión como demostración de poder y autoridad en vísperas electorales, algo que tiene que ver más con la política que con el derecho. El procedimiento de urgencia no tiene precedentes y queda en evidencia si el protagonista es el candidato del PP en los próximos comicios catalanes, Xavier García Albiol, quien tuvo la ocurrencia de decir en el mismo Congreso que la broma se ha terminado. ¿A quién han tomado el pelo y lo ha permitido?

La gran prueba de fuego en este curso serán las elecciones generales, que según Rajoy lo más probable es que se celebren el 20 de diciembre, vísperas navideñas, algo inédito en la historia de la democracia española. Resulta curioso que este Ejecutivo sea el primero con algunas de sus decisiones, como la elaboración de cinco Presupuestos Generales o alargar más de cuatro años la cita con las urnas. ¿Son mensajes para trasladar fortaleza a su electorado o de debilidad y nerviosismo ante un panorama sombrío?

En Andalucía, tras un periodo vacacional sosegado y con excelentes resultados turísticos, el retorno a la actividad política se vislumbra entretenido con un Parlamento aparentemente más controlador y vigilante de la acción de gobierno. Estaremos atentos a la comisión de investigación sobre los cursos de formación que previsiblemente se constituirá este jueves, pero lo importante serán las conclusiones y me pregunto si servirán para algo. También veremos cómo se desarrollan los presupuestos autonómicos, porque puede saltar alguna chispa con Ciudadanos. Y una última cuestión: ¿Habrá listas conjuntas de Podemos e Izquierda Unida para diciembre? Demasiadas preguntas, pero ya saben que lo importante casi siempre son las respuestas. ¿No les parece?