El ‘machirulismo’ se extiende

Escribía la semana pasada sobre pájaros, tiros y algún muerto. Por si no lo recuerdan, se confirma que el finado político es Íñigo Errejón, después de su derrota en Vistalegre. El hasta ahora número dos de Podemos y portavoz en el Congreso será relevado por Irene Montero, la jefa de gabinete y pareja de Pablo Iglesias. Precisamente fue ella quien llamó estos días ‘machirulo’ a un diputado del PP. Pero el ‘machirulismo’ se expande y ejerce también en la conquista del poder, el jefe ordena y manda, se rodea de sus más fieles y marca su estilo imperante.


Los nuevos gestos ya los vemos, convertir el Parlamento en un gallinero. Menos mal que la presidenta de la Cámara Baja, Ana Pastor, soltó una buena bronca para evitar escenas barriobajeras en el templo de la soberanía popular y entre representantes, todos, elegidos democráticamente. Pero el respeto no es un valor en alza ni que caracterice a una parte significativa de nuestra clase política.
La derrota de Errejón supone que Podemos se aleja del centrismo y de ocupar el espacio que tuvo el PSOE. Eso tranquiliza a gran parte de las huestes socialistas que contemplaban ese acercamiento como una fagocitacion y pérdida ideológica. No me extrañaría que Errejón, si no se refugia en Madrid, recibiera una oferta para fichar por el PSOE. ¿Pero qué PSOE, el de Susana Díaz, el de Pedro Sánchez o el de Patxi López? ¿O habrá alguien más? No me digan que no sería un pelotazo el guiño hacia la izquierda. En política casi todo es posible. Hay ejemplos como el de Jorge Verstringe, secretario de Alianza Popular, sentado en su juventud a la derecha de Manuel Fraga, y miren por dónde se mueve ahora.
Pero esta semana el foco de atención ha estado en la sentencia sobre el ‘caso Nóos’. Ya saben, la infanta Cristina ha sido absuelta mientras que su marido, Iñaki Urdangarin, es condenado a seis años y tres meses. Once años después de que se destaparan los hechos y tras casi otros seis de proceso abierto habrá que esperar a los recursos ante el Supremo, pero ya tenemos una sentencia jurídicamente muy razonada que pone de manifiesto que nuestro sistema, aunque lento, funciona. Podremos estar de acuerdo o no con ella, pero ese juicio paralelo y la que cada uno haya dictado son otro plano muy distinto. Ahora pesan mucho las sensaciones y sentimientos. El mío es que hubo comportamientos indignos pero que en este Estado de Derecho todos somos iguales ante la ley.
Por la misma razón, Chaves y Griñán se sentarán en el banquillo por los ERE. Donde hay ciertas disfunciones es entre algunos miembros de la Fiscalía y el Gobierno, o en el comportamiento impropio de ciertos fiscales, incluso en esta tierra.
De lo que también nos queda por hablar, y mucho, es de pensiones o de lo poco que queda de ellas. ¿No les parece?