Encarrilado ya el mes de septiembre, Granada retorna a su normalidad, si es que dejó de ser en algo distinta a otros años, tras un mes de agosto con calor y atascos, tan propio uno como otros de la época estival en nuestra provincia. Pero en esta ocasión parece que la crisis general nos castiga con particular gravedad, además, en el empleo y en la consecución de unas obras fundamentales de infraestructuras.
Me refiero a la A-7, que no avanza a la velocidad que debiera, a pesar de que el Ministerio de Fomento haya señalado que no se vería afectada por el recorte económico ni por ninguna reprogramación. Hemos visto una imagen desoladora, como es que se hayan tapiado o sellado los túneles de uno de sus tramos, se retire maquinaria y despida a trabajadores. Hace falta mayor compromiso político y que se cumpla ese refrán que viene muy a cuento: Obras son amores y no buenas razones. No valen excusas y si la empresa constructora incumple, el Gobierno debe actuar.Un mes de septiembre interesante, con un acontecimiento excepcional el próximo domingo, la beatificación de Fray Lepoldo de Alpandeire, en un multitudinario acto sin precedentes. Una figura, la de este limosnero, presente todavía en la memoria de muchos granadinos, sobre la que merece la pena reflexionar como modelo admirable de vida y compromiso, y más en estos tiempos cuando hay familias ahogadas por la precariedad.
Y hablando de economía, otro acontecimiento con tintes históricos, aunque no lo parezca, es también la celebración de la asamblea de CajaGranada el día 16, por lo que tiene de trascendental en el cambio de modelo y las expectativas de futuro que se le deben abrir a la entidad. Se espera, sin problemas, que se ratifiquen las decisiones sobre la fusión fría con las otras tres entidades mediterráneas, sobre todo después de que los representantes de los trabajadores que faltaban se sumaran a la mesa laboral. No parece que la Junta de Andalucía vaya a impedir a posteriori el proceso, ya que es sensato y la mejor opción para los intereses de Granada y Andalucía.
Ahora hace falta trabajar bien en la gestión y el negocio, mejorar la cartera de créditos o la eficiencia, entre otros aspectos. En eso parece estar la cúpula de la entidad. Durante agosto no han parado y el día 31 pasado la media docena de máximos ejecutivos fueron convocados a una reunión presidida por Antonio Jara, en un gesto poco habitual. El presidente apeló ante el consejo de dirección a la trascendencia de esta nueva etapa de CajaGranada y su necesaria implicación, así como la de los más de sus dos mil empleados. ¡Eso, a trabajar! El mensaje es bueno lo malo es que no hay para todos.