Decía la semana pasada que había nervios entre la clase política. La carrera hacia las municipales se ha iniciado con fuerza, aunque todavía nos queden más de siete meses para llegar a ellas. Ya saben que hay quien dice que siempre se está en campaña electoral, que no hay que perder oportunidad para ganar votos, venderse lo mejor posible y desprestigiar al contrario. Es lo que ha ocurrido esta semana con los Presupuestos Generales del Estado y los capítulos dedicados a Granada, especialmente los de obras en infraestructuras.
Resultan curiosos los análisis que sobre unas mismas cifras hacen en el PSOE y el PP. Todos los años pasa lo mismo, son capaces de ofrecer versiones o interpretaciones diametralmente distintas aunque se refieren a los mismos números. Aunque sea una simpleza, es que estamos donde estábamos, algo poco envidiable.
Es verdad que el AVE está encarrilado gracias a los fondos europeos, aunque falta un acuerdo sobre la estación entre las administraciones: Ministerio de Fomento, Junta de Andalucía y Ayuntamiento de la capital. No parece que haya voluntad por ninguna de las partes para sacar adelante el brillante y original proyecto de Moneo. Mi opinión es que Granada se merece una gran estación, por estar en un lugar con vistas al Albaicín y a la Alhambra, pero hay que entender que estos tiempos no están para una inversión como esa. Se espera y cuando se pueda, adelante.
Incluso podemos olvidarnos de la autovía a Córdoba y que la segunda circunvalación se tenga que aplazar más de lo previsto. Pero lo de la A-7, con el retraso de años que lleva, es injustificable que no mantenga su ritmo de construcción. Que Granada carezca de esta comunicación con Málaga o Almería repercute en muchos aspectos y hace que muchas empresas no sean lo suficientemente competitivas y que otras prefieran realizar sus inversiones en otros lugares, además del perjuicio que supone para los cuidadanos que deben soportar atascos y la consiguiente pérdida de tiempo.
Ojalá que ese hartazgo y cansancio expresado por parte de ciertos estamentos sociales, especialmente en la Costa, dispuestos a mantener un clima de protesta y movilizaciones iniciadas meses atrás, continúe en busca de una reivindicación tan justa como esta. No es de recibo que esa autovía continúe inconexa en el litoral granadino. El político granadino que se precie debe defender la celeridad por concluir esta obra.
Termino estas líneas con cierta frustración porque a mí no me ha escrito Michelle Obama, ni siquiera me ha contestado a una carta. Como quiera que me citaba el concejal Guadalupe en el artículo publicado por este periódico el viernes, en el que señalaba que ella también le había remitido una carta, me gustaría saber si el modelo de la misiva era del tipo generalizado, porque la que recibió su jefe, José Torres Hurtado, era copia idéntica de la que la inquilina de la Casa Blanca envió a la alcaldesa de Marbella.