Hace ahora diez años, viles terroristas deETAsegaban la vida de Luis Portero García, fiscal jefe del Tribunal Superior deAndalucía (TSJA), cuando entraba en su domicilio, en pleno centro de Granada. Un asesinato que conmocionó a toda España por lo que significaba atentar contra una muyalta personalidad del ámbito judicial y más en Andalucía, por ser quien encabezaba la carrera fiscal en esta comunidad autónoma.
La pasada semana, su sucesor, Jesús García Calderón, y la fiscal jefe provincial, Ana Tárrago, organizaron un acto conmemorativo que incluía la presentación de un libro-homenaje a Portero. Asistió su esposa, Rosario de laTorre, quien dio muestras de una fortaleza y espíritu admirables. También la familia judicial granadina se dio cita en el salón de plenos de la Chancillería. Pero hubo alguna que otra ausencia significativa, como fue la del anterior presidente del TSJA, AugustoMéndez de Lugo, aunque es cierto que acudió a la misa que se celebró previamente en Santa Ana. Curiosamente, tampoco estuvo presente al día siguiente en la despedida oficial de su breve sucesor en el cargo, AntonioAngulo, aunque sí lo hizo al almuerzo.
Méndez de Lugo aspiraba a un puesto en el Tribunal Constitucional y todo indicaba que lo tenía al alcance de la mano. Incluso parece que eso hizo que se jubilara cuando podía haber ejercido algún año más, pero carambolas de la vida y la política lo han impedido. Después de años de desencuentro y bloqueo, los dos partidos mayoritarios, PSOEy PP, incluso el PNV, han llegado a un acuerdo para la esperada renovación de este órgano. Una de las vacantes ha sido ocupada por una catedrática de Penal de la Universidad del PaísVasco, propuesta por el parlamento de aquella comunidad autónoma y calificada como independiente por los medios periodísticos. Desconozco si, como se dice en determinados círculos, también formaba parte del reciente acuerdo entre el Gobierno central y los nacionalistas vascos, más allá de los Presupuestos Generales. Quizá Méndez de Lugo no tenía el ánimo suficiente para acudir y no ocupar ya lugar en el estrado del salón, como lo hizo tantas veces durante quince años y cuando entonces era compañero de Portero. En cualquier caso, él mismo puede explicarlo cuando lo desee.
Difícil de justificar es la inasistencia por parte de quien ejerce el poder político en lo jurisdiccional en esta comunidad autónoma.No parece de recibo que el consejero de Justicia no estuviera en el acto, cuando en Andalucía se rendía recuerdo al máximo representante del ministerio público, objetivo de los terroristas por ocupar ese cargo. En cualquier caso, la memoria de Luis Portero está viva en Granada, que es la capital judicial de Andalucía. Otra cosa es que el Poder Judicial se encuentre al pairo de excesivas decisiones partidistas, como por ejemplo en la no renovación del Constitucional o la interinidad de nuestro propioTSJA.