Les decía la semana pasada que en política es posible todo. Hablaba de cambios y ha habido alguno que otro, como saben, pero en lo que no acerté fue en lo de Gaspar Zarrías. No es por justificarme, pero el de Jaén estaba en liza y perdió frente a Marcelino Iglesias como nuevo secretario de Organización del PSOE. Les daré dos simples razones, aunque puedan parecer nimias, los equilibrios y el reparto de poderes. Zarrías no es barón territorial, aunque casi lo fuera en su momento, y todavía permanece a la sombra de Manuel Chaves, vicepresidente tercero del Gobierno y presidente de los socialistas, por muy honorífico que sea.
En esto de los equilibrios me llama la atención que en el tsunami que ha provocado Rodríguez Zapatero esta semana saliera una andaluza, como la gaditana Bibiana Aído, apuesta personal suya, y entrara otra mujer procedente de esta comunidad autónoma, Rosa Aguilar. La ex alcaldesa de Córdoba por Izquierda Unida, nombrada consejera de Obras Públicas por Griñán, suponía entonces y ahora un guiño a la izquierda y que aportara una mayor presencia mediática.
Como titular de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino ha entrado con fuerza, al decir que su propósito era escribir en verde el nombre del ministerio. Pinturá le hará falta, porque el nombre no es corto. Tampoco tendrá que aguantar el peso de la cartera, que en en el primer consejo de ministros prefirió cambiar por una carpeta de ese mismo color tan ecológico. Y además lució unas deportivas, eso sí, sumamente elegantes y discretas. Toda una ministra andaluza, verde y deportiva. Lo importante es que los gestos sean gestión. Lo inaceptable es que Griñán señalara que no hubiera permitido que Aguilar ocupara la cartera de Trabajo en Madrid. Será todo un marrón. ¿Pero es que la Junta de Andalucía no tiene una consejería de Empleo?
Otro curioso equilibrio andaluz, aunque más limitado por un menor arraigo político a esta tierra, es que la cartera vacante de Celestino Corbacho la ocupe Valeriano Gómez, nacido en Arroyo del Ojanco, Jaén, y haya salido un cordobés de adopción, Miguel Ángel Moratinos, como ministro de Exteriores. Quizá dos procedentes de la ciudad de la Mezquita eran demasiado en un mismo Gobierno.
¡Que importa de donde son! Si todos nacemos acá o allá por accidente, lo importante es que en el gobierno y oposición faltan talentos, dignidad, decencia y sobre todo solidaridad. El conformismo de la juventud es tan penoso como la pobrisma educación que han recibido y que siguen sin mover ni un solo dedo, con estas premisas, me pregunto cada día, ¿Que será en el futuro, que ya es presente? Con el dilecto Maravall, nos llego esta «maravilla» cuatro legislaturas, dos de la derecha y la que ahora padecemos, y nadie ha hecho nada, solo parole, perole,forma parte de un estribillo…